La mayoría de las personas piensan que las enfermedades son algo incontrolable y que aparte de recurrir a los medicarnos adecuados no podemos hacer nada más para curarnos. Lo cierto es que el cuerpo responde con síntomas a la mayoría de las cosas que nos ocurren y, dependiendo de cómo reaccionamos ante las adversidades, podemos acelerar o complicar nuestros procesos curativos. ¿Y eso cómo es posible?
Pues porque en nuestro cuerpo todo está conectado. Una mala salud emocional puede afectar a nuestro organismo, hasta el punto de debilitar el sistema inmunitario, haciendo que te pongas enferma más a menudo. Si por culpa del estrés, la ansiedad o la preocupación, no puedes comer o comes mal, bebes más, fumas o no te levantas descansada, no podrás cuidar tu salud como deberías y todo tu organismo se resentirá.
Nuestra mente y nuestro cuerpo interactúan de forma inteligente para ayudarnos a sobrevivir. Las emociones, es decir, cómo pensamos, cómo sentimos y actuamos, tienen el poder de afectar a nuestra sintomatología.
La presión arterial, las úlceras de estómago, las erupciones cutáneas, pueden surgir después de un disgusto o un evento estresante. Y lo creamos o no, están ahí para protegernos, es decir avisarnos de que algo anda mal y que debemos prestarle atención.
¿Qué podemos hacer entonces para que las emociones no afecten a nuestra salud?
- Aprende a escuchar a tu cuerpo. Reconoce tus emociones y averigua por qué las estás sintiendo. Tus síntomas tienen que ver con las cosas que no expresas. Haz una lista de las cosas con las que no estás conforme en tu vida y en un espacio en el que te sientas segura, dilo en voz alta. Tu cerebro lo oirá y se relajará. Intenta encontrar una solución para cada preocupación que tengas.
- Aprende algo nuevo cada año de tu vida, mantener activo tu cerebro es la clave para la memoria, la adaptabilidad al entorno y la felicidad.
- Mantén tu sistema nervioso en su máximo potencial, recibe ajustes quiroprácticos con regularidad para mantener conectada tu mente y tu cuerpo.
- Aprende a controlar tus emociones con la respiración: cuando te encuentres sobrepasada respira profundamente diez veces antes de hablar.
- Ríete durante el día. Las carcajadas liberan el organismo de energía negativa y al reírnos el cerebro emite la orden de segregar endorfinas, sustancias que tienen propiedades similares a la morfina, aliviando el dolor, equilibrando el tono vital y la depresión. Además, baja la presión arterial, rejuvenece, facilita la digestión y mejora la respiración, entre otros beneficios.
- No improvises continuamente, puede ser agotador. Planifica las cosas que tienes que hacer cada día y dedícales el tiempo que necesitan. Si controlas el estrés evitarás el desgaste y el deterioro de tu cuerpo y de sus sistemas.
- Expresa tus emociones para que tu cuerpo no tenga que recordarte que hay algo que no le gusta. Llena tu día a día de emociones positivas, de pequeños detalles que te alegren la vida para vivir con mejor salud, porque, a pesar de todo, hemos venido al mundo a ser felices así que no te pierdas estas frases que a buen seguro te sacarán una sonrisa:
Articulo elaborado en colaboración con Roser de Tienda, doctora quiropráctica con especialidad en salud de la mujer y los niños.
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