Un poco de historia
Primero Freud en “Totem y tabú”, después Carl Jung, Nicolas Abraham, Maria Torok y Didier Dumas han evocado en sus trabajos la transmisión del inconsciente de una persona a otra, de generación en generación. Pero es Anne Ancelin-Schützenberger, psicoanalista francesa, quien desarrolla los principios de la psicogenealogía en 1970. Durante sus trabajos con enfermos de cáncer cayó en la cuenta de que su historia familiar tenía repeticiones. Habla del “síndrome del aniversario”. El resultado de sus investigaciones pasa a ser objeto de un trabajo, “¡Ay, mis ancestros!”, verdadero best-seller en todo el mundo.
El principio
Como su propio nombre indica, esta técnica terapéutica reposa en la genealogía. Se trata de analizar lo vivido por tus antepasados para descubrir las causas de tus trastornos actuales. Bloqueos, problemas psicológicos, dificultades personales e incluso enfermedades podrían provenir de tus antepasados. En esta terapia los traumas se transmitirían de manera inconsciente de generación en generación: es el inconsciente familiar. Pongamos un ejemplo: tu mejor amigo, que tiene pánico al agua y rechaza sistemáticamente bañarse, quizá tiene un bisabuelo que murió ahogado.
Las herramientas
Se utiliza el método de genosociograma, un árbol genealógico que vuelve a trazar todos los acontecimientos impactantes de la vida de cada ascendiente (muertes, accidentes, matrimonios, separaciones, nacimientos, enfermedades...). La herramienta obtenida permite poner en evidencia las repeticiones de una generación a otra.
La confección de este árbol requiere un importante trabajo de investigación. Comienza tu encuesta preguntando a tíos, tías y bisabuelos. El paso por la casilla “estado civil” es indispensable. No dudes en acudir a los ayuntamientos de las ciudades de origen de tus antepasados, para consultar registros y archivos.
Los diferentes enfoques
La psicogenealogía no se resume con el estudio de tu árbol genealógico. Está acompañada de un trabajo terapéutico. Existen, por otra parte, numerosas técnicas, e incluso hay varias escuelas de pensamiento. Se puede así citar el método de la “constelación familiar”, del psicoanalista alemán Bert Hellinger. Se trata de una reconstrucción de tu historia durante una sesión en grupo, gracias a la intervención de algunas personas que encarnan los miembros claves de tu familia. Otro enfoque, el de Serge Tisseron, consiste en descubrir el secreto de familia que te traumatiza inconscientemente, y en liberarte para volver a ser dueño de ti mismo.
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Las críticas
Hay algunos escépticos, incluso desconfiados, respecto a esta aproximación terapéutica. ¿Cómo explicar la transmisión de una vieja historia de generación en generación, a menudo olvidada o ignorada por todos? Igualmente, numerosos detractores de la psicogenealogía denuncian el discurso determinista de los terapeutas, que condenarían a sus pacientes a vivir fracasos y dificultades.
Por otro lado, conviene destacar que existen desviaciones sectarias, siendo a veces la psicogenealogía corrompida por ciertos practicantes poco escrupulosos.