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Gordofobia: ¿Te han discriminado por tu cuerpo? ¡Basta ya! Aprende a combatirla

por Luis Lozano ,
Gordofobia: ¿Te han discriminado por tu cuerpo? ¡Basta ya! Aprende a combatirla© Shutterstock/Pavel Shlykov

Revisemos a fondo de qué se trata este término y algunas estrategias para hacerle frente.

A diario empleamos términos en nuestro vocabulario que no habían sido utilizados, ya que el lenguaje evoluciona con el paso de los años. La nomofobia, por ejemplo, es un concepto del cual hace 20 años no teníamos conocimiento ni previsión de que llegara a formar parte de nuestro léxico, y actualmente se emplea para describir el miedo irracional a pasar un intervalo de tiempo sin el teléfono móvil.

Nuevos términos como este no aparecen incluso aún en algunos diccionarios convencionales, pues necesitan actualizarse. Sin embargo, se incorporan constantemente conceptos nuevos vinculados a otras naciones o asociados con las tecnologías emergentes, al tiempo que se excluyen aquellos que caen en desuso por razones obvias. Algunas de estas palabras tienen la finalidad de señalar y definir el lamentable miedo o rechazo a personas de demográficos caracterizados por alguna característica física, como es el caso de la gordofobia.

El rechazo o aversión hacia aquellas personas que se consideran gordas según los estándares actuales de belleza en nuestra sociedad es lo que podemos definir como gordofobia. Tradicionalmente, la fobia se refiere al miedo irracional provocado, por ejemplo, por una situación particular, como la agorafobia, que se refiere al temor de estar en espacios abiertos, la hematofobia, el miedo a las visitas al médico, o la acrofobia, el miedo a las alturas. Sin embargo, aunque la palabra gordofobia también incorpora este sufijo, se distancia significativamente de las fobias abordadas en psicología.

Las personas afectadas por la gordofobia no experimentan miedo, sino más bien desprecio o repulsión hacia aquellos considerados gordos, o que no cumplen con el estándar físico que consideran adecuado en términos de volumen o peso. Se han formado dos grupos en cuanto a la gordofobia. En primer lugar, están los afectados, cansados de ser tratados con desdén, y que han optado por levantar la voz y denunciar esta forma de hostigamiento, además de expresar su comodidad con su aspecto físico. En segundo lugar, están aquellos que emiten opiniones sobre la obesidad de quienes ellos perciben como gordos, los cuales los insultan, rechazan y ridiculizan.

El feminismo y la gordofobia

La mujer ha sido sujeta a unos estándares de belleza impuestos por la sociedad. En épocas anteriores, se esperaba tener una piel cuidada y blanca, utilizar corsé, o resaltar ciertas curvas. Los tiempos han cambiado y en la actualidad, la sociedad en su conjunto nos dicta que debemos minimizar las arrugas al máximo, mantener los senos firmes, un abdomen plano, mantener una figura muy delgada y en general cuidar de nosotros mismos para mostrar una apariencia juvenil y de esta forma agradar a la gente.

En ningún momento se nos ha enseñado a aceptarnos tal y como somos, a abrazar el proceso natural del envejecimiento y entender que las arrugas son meros testimonios de haber experimentado y vivido. Esta ideología busca que nuestro cuerpo sea propiedad exclusivamente nuestra y no para el placer de otros. Su objetivo es que nos sintamos a gusto con nosotras mismas, promoviendo la idea de que la belleza no se limita a cuerpos inalcanzables. Por esta razón, el feminismo actual aboga por la igualdad genuina y la libertad de la mujer en todos los aspectos, incluyendo el ámbito físico.

Estrategias para contrarrestar la gordofobia

El combatir la gordofobia se refiere a una cuestión de tolerancia en relación con el grupo que la expresa. Cada individuo posee preferencias personales, las cuales no pueden ser modificadas ni ser impuestas para que coincidan con las nuestras. Sin embargo, podemos influir en la educación en términos de valores y creencias. La enseñanza y promoción de la tolerancia contribuyen a una convivencia armoniosa. En una sociedad tolerante, no se excluye a nadie debido a su estilo de vestir, sus ideas, género, apariencia física, origen o identidad sexual.

El tratamiento más eficaz será, una vez más, cambiar los pensamientos irracionales por otros más racionales. En el contexto de la gordofobia, nos enfocaremos especialmente en atribuir la debida importancia al aspecto físico en relación con la salud, en lugar de la apariencia, puesto que otorgar una excesiva preocupación al aspecto físico podría desencadenar problemas de trastornos alimentarios, autoestima, inseguridad o depresión.

Dentro del grupo afectado por esta tendencia cultural, hay dos subgrupos: aquellos que no están satisfechos con su apariencia física y aquellos que sí lo están. Independientemente del colectivo al que pertenezcan, el rechazo experimentado resulta doloroso tanto para ellos como para sus seres queridos, y todos los involucrados podrían optar por la terapia psicológica y obtener sus beneficios.

La base en ambos grupos consistirá en promover la autoaceptación y trabajar en el fortalecimiento de la autoestima. De esta manera, incrementarán su confianza y seguridad, así como la capacidad para manejar los comentarios de terceras personas. Se puede complementar este proceso con la terapia racional emotiva conductual, que modifica pensamientos perjudiciales asociados a esas creencias por otros más adaptativos y racionales, además de enfocarse en identificar creencias irracionales.

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Luis Lozano
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