¿Cómo puede el lenguaje que empleas afectar a tu vida ? Te has parado a pensar... ¿Cómo es mi lenguaje?
Para responder a esta pregunta debemos pensar en diferentes ámbitos: en primer lugar, conmigo misma, después con mi familia, con mis amigos y, por último, en mi entorno laboral.
Somos creadores de nuestra realidad, de nuestra vida y lo hacemos con cada acción que emprendemos, pero una nueva teoría nos ofrece la visión del poder que ejerce el lenguaje en nosotros mismos. Cada cosa que decimos y cada cosa que no decimos genera y repercute de forma directa en nuestra vida y en nuestro alrededor. Por eso, hemos querido recoger algunas de esas formas del lenguaje que, por extraño que nos parezca, ponen freno a nuestras acciones.
Victimismo
El lenguaje que se emplea es para buscar agentes externos responsables o culpables de lo que ocurre.
- Mace sentir mal...
- Me da rabia...
- No me deja…
- No lo terminé por causa del tiempo…
En este caso anulamos opciones, alternativas que están en nosotras mismas. Solo haciéndonos responsables de nuestros actos, de nuestro lenguaje, podemos generar soluciones.
Pontificar
Hablar como si fuese poseedor de la verdad absoluta y conocedor de sentimientos, intenciones y pensamientos de los demás.
- Yo sé que...
- Mi jefe es así...
- Lo que a ti te pasa es que...
- Lo que tú tienes que hacer es...
En este caso necesitamos recordar que no solo existe una realidad. Cada uno desde su ser, interpreta. Yo solo puedo tener una opinión y debo pedir pedir permiso para darla. Así, respetaremos a los demás y nos respetaremos a nosotras mismas.
Disfrazar
Otra manera de frenar y frenarnos es esconder, distorsionar o disfrazar la responsabilidad detrás del sarcasmo, la ironía, los peros...
- Yo quería empezar el libro, pero...
- ¿Por qué la gente será tan pasota?...
- Quiero salir a correr, pero...
Normalmente detrás de un "pero..." hay una disculpa o justificación. Esta forma de lenguaje es, probablemente, la que más usamos con nosotras mismas. Solo desde la responsabilidad y de querer hacerlo de verdad, llegará el lenguaje empoderado.
Encasillar
Con esta forma de lenguaje, nos limitamos cerrándonos opciones o descalificamos las que puedan surgir.
- Me ha tocado quedarme sin vacaciones...
- Hoy tengo que...
- Me siento incapaz...
Solo si se elimina este tipo de discurso interno por otro que abra nuevas posibilidades podrás ver que no hay acciones obligadas sino elegidas. Eso nos permite tener una perspectiva de la situación más positiva.
Pasivizar
Con esta modalidad, evitamos el sujeto y, por lo tanto, la responsabilidad.
- Se me ha caído el vaso...
- Me han suspendido...
- No me ha sonado el despertador...
Es una forma de desempoderamiento típica de nuestro idioma castellano. Os invito a cambiar la forma del lenguaje pasivo por uno activo donde haya cambios hacia la responsabilidad y el compromiso.
Encubrir
Otra manera de frenarnos o ponernos límites es omitiendo algún dato, hablando con vaguedades o imprecisión.
- Voy a tratar de mejorar en esto...
- Ya te llamaré... o ya quedaremos...
- Ya sabes...
Tras esta lectura, os reto a que toméis conciencia de vuestro lenguaje y en el caso de que os esté frenando, os permitáis crear y producir transformaciones en vuestro lenguaje a una forma mas responsable y poderosa y así la comunicación que realicéis será efectiva y asertiva.
Artículo realizado en colaboración con Vanessa Vicente Rivera, coach personal y profesional (@vane_vicente)
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