Desde pequeños intentamos reafirmarnos en nuestra autonomía, pero en ese camino del continuo entre el orgullo y la seguridad a veces debemos hacerle espacio al equilibrio, a no dejarnos llevar por el sentimiento de “autosuficiencia” o de controlar todo y hacer hueco a otras ideas. Las críticas que vienen de los demás, entendidas como puntos de vista opuestos y complementarios, pueden cumplir simplemente la función de activar nuestro aprendizaje.
6 consejos para aceptar bien las críticas
- No siempre estaremos igual de predispuestos o abiertos a cambiar de planes, pero sí deberíamos entrenar la capacidad de al menos recibir esas opiniones como otras opciones igualmente válidas, en lugar de reaccionar de una forma defensiva.
- Normalmente cuando una crítica nos ofende, siempre y cuando esté planteada desde un punto de vista respetuoso, suele ser síntoma de haber dado en el clavo. Nos negamos realidades que nosotros mismos percibimos de una forma muy rápida y quizás esa crítica nos haga plantearnos que nosotros mismos ya sabíamos que podíamos hacerlo mejor.
- Evitar la negación. No todas las críticas tienen por qué ser una realidad, pero es cierto que muchas de ellas nos hacen aprender y mejorar en alguna faceta de nuestra vida.
- En realidad la incomodidad que provoca en nosotros esa crítica tiene un ver con una llamada de atención, un momento de pararnos a pensar en cómo estamos haciendo las cosas y poner en práctica lo reflexionado. Si aún así te decantas por la opción original, al menos se habrá realizado un trabajo de análisis, que nos servirá en el futuro.
- No debemos focalizar la atención en el fenómeno de la oposición que representa una crítica. Por el contrario, sería más productivo pensar que estas críticas nos ayuda a tomar un camino que podría llevarnos a estar algo más en paz con nosotros mismos. Quizás esas críticas son más constructivas que destructivas.
- El verdadero enemigo de la correcta aceptación de una crítica es el orgullo. Nuestra parte insegura hace que nos defendamos, pero es más enriquecedor plantearla como un punto de aprendizaje y mejora.
Por supuesto, habrá que tener en cuenta cuando una crítica sea abusiva, repetitiva o mal planteada. Si sentimos que no podemos expresarnos, deberemos hacer uso de nuestra asertividad para defender con respeto que nuestra opinión es nuestra, no busca convencer a nadie y es igual de válida que cualquier otra. De esta forma afianzaremos nuestra autoestima y le daremos valor a lo que nos conviene y a lo que no.
Artículo elaborado en colaboración con la psicóloga, sexóloga, grafóloga, perito calígrafo y judicial Ana Perales. (www.apmpsicopericial.com)
LETTER
Y además
12 pequeños gestos que nos hacen la vida más feliz
8 trucos infalibles para levantarte de buen humor cada mañana