Según los trabajos del psicólogo e investigador Albert Mehrabian, referente en este campo, el 93% del mensaje recae sobre la comunicación no verbal (y un 55% por el lenguaje de los gestos). Es importante conocer qué indica cada gesto que realizamos, pues resulta esencial para saber comunicarse en sociedad, convencer a nuestro interlocutor o hablar en público. Pero no solo eso, si aprendemos a analizar las expresiones verbales podremos comprender mejor a los demás: qué intentan decirnos, si están nerviosos o no, si ocultan una mentira...
Aquí tienes algunas claves útiles para interpretar el lenguaje corporal:
Gestos a tener en cuenta para dar buena impresión:
• La cara: después de los ojos, es la parte más expresiva del cuerpo. Para mostrar que estamos contentas por un encuentro, por ejemplo, enviamos un mensaje positivo sonriendo.
• Los ojos: establecemos un contacto visual franco y directo. Una mirada demasiado fija y larga, puede ser interpretada como una amenaza o una necesidad de imponer superioridad. Huidiza o hacia el suelo, es percibida como un signo de sumisión, de debilidad o de hipocresía.
• El apretón de manos: Un ejercicio delicado que practicarás mirando a tu interlocutor a los ojos. Lo preferimos dinámico, firme y breve para mostrar que somos francos, que tenemos carácter y que somos eficaces. En cambio, evitamos los apretones de manos flojos, que denotan, para el 66% de las personas, una falta de carácter. En cuanto a las manos sudorosas, traicionan la ansiedad y el nerviosismo. Cuando se desea mostrar compasión o reconocimiento, se alarga el contacto.
• La postura ideal: muy derechos en el asiento, sin cruzar los brazos ni las piernas (son signos de cierre, incluso de rechazo) y haciendo frente al receptor. Sentados de lado, indicamos que no nos sentimos a gusto. Podemos poner las manos sobre las rodillas, sin mostrar las palmas, un gesto que traiciona la sumisión o la impotencia; y no cerramos los puños, para no mostrar agresividad.
El lenguaje de la seducción y el lenguaje de los gestos
• El efecto espejo: cuanto más cercanas son las personas o desean serlo, más harán eco de los movimientos del otro. Así, nos sorprendemos al cruzar una pierna, al frotarse el ojo o a ponernos bien el cabello cuando el interlocutor hace lo mismo. Si nos inclinamos hacia él y hace lo mismo: ¡bingo! Es buena señal.
Al contrario, si retrocede en su asiento, desgraciadamente muestra que se desinteresa por la conversación y por ti…
• Los movimientos de la cabeza: para animar una conversación y mostrar tu atención, mueve suave y regularmente la cabeza. Una ligera inclinación hacia el lado basta para indicar tu compasión e interés.
El detector de mentiras y el lenguaje corporal
• El autocontacto: a menos que topes con un mentiroso profesional y desvergonzado, el autor del "crimen" no suele tener la conciencia tranquila. Por eso, durante su recital se tocará la cara más que de costumbre. Se pondrá la mano en la boca, como si quisiera impedir que las palabras salgan, se tocará la nariz y podrá pasarse la mano por el cabello o acariciarse nerviosamente la barbilla…
• No se está quieto: se aguanta sobre una pierna y luego sobre la otra, se balancea, no para de cruzar y descruzar las piernas, su pie parece que lleva el ritmo… En pocas palabras, tiene prisa: ¡quiere salir corriendo lo más rápido posible!
• ¡Juego de manos, juego de villanos! El mentiroso las esconde tras la espalda, las mete en los bolsillos o las mantiene ocupadas jugando con las llaves, con un bolígrafo… Según Gordon R.Wainwright, especialista de comunicación, el hecho de exponer las palmas de las manos es un gesto bastante corriente entre los mentirosos. Contrariamente a su primer significado, la impotencia, este gesto pretende ganarse la simpatía de su interlocutor.
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