Vamos a definir primero lo que se explica por fracaso. El diccionario lo define como el resultado adverso en una cosa que se esperaba que saliera bien o como una frustración, desilusión o decepción. Desde que somos niños, experimentamos el fracaso cuando intentábamos andar, hablar, comer o estábamos sucios, cansados o con hambre o necesitábamos cariño de nuestros padres. La diferencia es que entonces, nuestra actitud ante el intento de aprender a andar, por ejemplo, era la de levantarnos de nuestras caídas una y otra vez hasta conseguirlo.
A medida que vamos creciendo, no queremos experimentar sensaciones incómodas como la decepción, el rechazo o la vergüenza y vamos empezando a huir y temer fracasar cuando no hay posibilidad de no hacerlo. Porque, como sabes, la vida está llena de momentos maravillosos y cosas que nos salen genial y también de otras que no nos van a salir exactamente como esperábamos.
También a medida que nos hacemos mayores, empezamos a tomar conclusiones sobre nosotros mismos, dependiendo de las vivencias que hemos tenido y de las cosas que nos han dicho y hemos escuchado. Nuestra autoestima empieza a estar marcada por todas estas cosas: nos comparamos con lo que hacen y consiguen otros y nos exigimos hacer las cosas tal y como creemos que está bien visto y bien hecho. Si la persona no tiene el autoestima bien construida, temerá ser juzgada, criticada y no se sentirá merecedora del respeto y valiosa independientemente de sus fracasos, así que probablemente ni lo intentará.
Así, el ser humano comienza a temer el amor de pareja, arriesgarse a un nuevo empleo mejor, a mostrarse tal y como es, a hacer lo que le gusta a su manera... Todo ello por ese miedo a decepcionarse ante posibles errores. Definitivamente, no nos gusta nada sufrir, como es lógico, y lo evitamos a toda costa aunque eso suponga justamente sufrir más, porque cada vez intentamos menos cosas, limitamos nuestras posibilidades y nos encerramos, sintiéndonos cada vez más presos del miedo, menos libres y menos satisfechos.
¿ Como le hacemos frente al miedo a fracasar?
1. Evita la palabra fracaso porque ya de por sí tiene connotaciones negativas que están muy metidas en nuestro subconsciente, llámalo experiencia, oportunidad, vivencia, situación...
2. No te etiquetes como una “ fracasada” por haberte equivocado o haber cometido errores, considérate como una heroína que lo ha intentado, una valiente por creer en sí misma y vencer el miedo a que no salga bien.
3. Cambia tu percepción de la vida: no te dejes engañar por una sociedad competitiva que te exige ser lo que no eres y te indica que tienes que conseguir no se qué cosas a determinadas edades porque si no eres una fracasada.
Tú eres única y tu vida es sólo tuya, te pertenece. Vívela como quieras, experimenta y comete muchos errores y que sea porque intentaste muchas cosas en la vida, porque luchaste por ti, por lo que querías.
4. Elije adaptarte y abrir tu mente. Quizá eso que querías no era lo adecuado en ese momento. Puede que la idea que tenías no fuese lo mejor para ti; confía en ti y en la vida. Porque tienes dos opciones: decepcionarte y sentirte mal o aprender, confiar y seguir adelante.
5. Si sientes que últimamente de comparas, te exiges demasiado y no crees en tu capacidad y tienes miedo a lo que pensarán de ti, trabaja tu autoestima, no sabes cómo cambiará la idea que tienes de tu persona y lo bien que so te hará sentir.
Cuando uno se ama y confía en sí mismo, se arriesga porque quiere disfrutar y vivir la vida al máximo. Quiere concederse la felicidad aunque eso represente equivocarse. Cuando uno se ama tiene su propio aprecio, se valora y se respeta independientemente de lo que opinen y hagan los demás. Amarse es tu libertad y te da fuerza para levantarte de todas las caídas. ¡Nunca dejes de apostar por ti!
Artículo elaborado en colaboración con Idoia Berridi, nutricionista, life coach y naturópata. Autora del Libro Método BeLove
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