La realidad actual, tanto laboral como personal, implica siempre un aprendizaje, por muy pequeño que sea, por lo que es necesario que como personas nos orientemos hacia una constante renovación y lo recomendable es reaprender de las oportunidades que se nos hayan presentado hasta ahora. Esto es como querer llenar un vaso ya lleno: para llevarlo hay que vaciarlo primero.
Dado que vivimos en tiempos de cambios constantes y continuos es conveniente que reflexionemos para comprender el sentido de nuestra vida, circunstancias y acontecimientos. Sobre todo, de los acontecimientos que nos generan contratiempos. Aquí van a unas frases que, sin duda, te inspirarán para ello:
© Amelie
¿Qué debo hacer?
- Desaprender
- Fomentar la capacidad de aprender nuevamente
- Consolidar las buenas costumbres olvidadas
- Reforzar nuestra “orientación”
- Lograr cambios en nuestro comportamiento “apalancado”
- Reconocer los malos hábitos para poder “abandonarlos”
Para ello conviene que te “desorganices” de tu rutina y:
- Analices tu situación económica
- Confirmes qué es lo que quieres realmente
- Clarifiques qué es lo que hacías antes y qué es lo que haces ahora
- Detalles tu experiencia, habilidades, circunstancias actuales
Recuerda que toda la información que admitas como válida debe estar basada en unos valores y principios acordes a tus deseos y objetivos honestos para que realmente te lleven a la evolución y cambio que te mereces.
¡Pongámoslo en práctica!
La primera clave que te traigo hoy se llama “Aprender Haciendo”. Así, de buenas a primeras suena simple, sencillo y básico pero a la hora de la verdad, las caras son un poema. Con esta dinámica trabajarás las cuatro claves que te van a permitir desaprender y romper con esas creencias limitantes y que son parte de los paradigmas que han funcionado hasta ahora pero que, nos guste o no, ya están empezando a cambiar.
El material que te hace falta son: tarjetas en blanco + lápices de colores + ¡muchas ganas!
Para empezar, me gusta siempre echar mano de unos minutos de respiración consciente y profunda para serenarnos. Luego, nos sentamos en círculo para poder vernos unos a otros (si lo hacemos en grupo) o en un lugar tranquilo (si estamos solos) y cogemos 4 tarjetas en blanco.
En cada una respondemos a estas 4 preguntas:
1.- ¿Tengo fuerza de voluntad para generar cambios?
2.- ¿Cuáles son mis metas ahora mismo?
3.- ¿Qué materia/trabajo/cambio despierta mi curiosidad y me veo estudiándolo/haciéndolo/generándolo?
4.- ¿Tengo miedo al fracaso?
Con ellas, encuentro opciones que me ayudan a abrir caminos nuevos ya que, nuestros pensamientos y creencias influyen en nuestras emociones, decisiones y conductas actuales. Si ya de inicio digo que es imposible “reaprender” o cambiar, me cierro y ni lo intento. Y si mis errores me pesan demasiado me dedico a justificarme día sí, día también.
Creación de hábitos
Las creencias, los paradigmas que nos han impuesto son muy “limitantes”, por lo que conviene que te cuestiones bien las preguntas anteriores y crees dos hábitos nuevos para lograr el desaprendizaje que te lleve al cambio.
¡Solo probando podrás comprobar que sí se puede!
El primer hábito que debes adquirir es la repetición de palabras y frases afirmativas que, al cabo de unos días, acabarán siendo parte de ti y de tu mente. Es la mejor forma de reprogramar el cerebro.
El segundo hábito es acompañar esas afirmaciones de nuevas conductas, de un nuevo comportamiento y de un nuevo lenguaje (porque solo con afirmar sentada en un sofá no se producen milagros ni cambios de ningún tipo… Bueno, sí, empeoramos la circulación sanguínea y generamos hábitos de apatía, desánimo y falta de …).
Una de las creencias que más limita está relacionada con el dinero y con el no tener para… ¿Para qué? ¿Para comer, para un café, para una prenda de ropa, para el móvil y para internet? ¿De verdad crees que no puedes cambiar? ¡Despide a la pereza! Sí puedes modificar tus hábitos, creencias y rutinas. ¡Solo tienes que querer hacerlo!
Artículo elaborado en colaboración con Yolanda Fortes de Desorganizadora Corporativa.
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