El estudio publicado en la revista Reproducción Humana y dirigido por el Instituto Robinson Restearch de la Universidad de Adelaida en Australia se centró en la influencia que tiene nuestra dieta en nuestra capacidad para procrear. Para ello, se analizó una muestra de 5598 mujeres embarazadas de entre 18 y 43 años. A las mujeres embarazadas se les preguntó, en primer lugar, sobre la dieta que siguieron durante el mes anterior a la concepción y, en segundo lugar, sobre el tiempo que tardaron en quedarse embarazadas.
Los resultados revelaron que las mujeres que comieron cuatro o más porciones de comida rápida todas las semanas antes de la concepción tardaron un mes más en quedarse embarazadas que las que casi no tomaron este tipo de comida. Del mismo modo, las mujeres que comían fruta solo una o tres veces al mes comenzaron su embarazo un promedio de quince días más tarde que las posibles mamás que solían comer fruta al menos tres veces al día.
De las mujeres embarazadas que participaron en el estudio, algunas fueron clasificadas como infértiles porque tardaron más de un año en quedarse embarazadas con éxito. Los investigadores observaron que el riesgo de infertilidad era del 8% al 12% en los sujetos que menos fruta consumían. Este porcentaje se eleva al 16% entre los consumidores habituales de comida rápida.
La grasa presente en la sangre de los amantes de la comida rápida pueden afectar la calidad de los óvulos. Por otro lado, los alimentos de comida rápida también son altos en grasa, azúcar y sal, lo que puede suponer una alteración del metabolismo.
La dieta del padre no se tiene en cuenta en el estudio
Estos resultados aún deben tomarse con precaución ya que el estudio se centra solo en dos aspectos de la dieta: alimentos grasos y frutas. Aunque los investigadores han tenido en cuenta otros factores, como la edad, el tabaquismo materno, el consumo de alcohol y el índice de masa corporal, la dieta del padre no se tiene en cuenta en el estudio.
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