Ensaladas de invierno
Cada temporada trae su lote de frutas. En invierno es el turno de las más exóticas y los cítricos. Es el momento de probar frutas que no solemos comer: papaya, pitaya (fruta del dragón), lichis, mango, piña, etc. Son deliciosamente dulces y piden una nota de menta fresca o jengibre para sacarles todo el partido. ¿La combinación ganadora? Una ensalada a base de mango, lichis, piña y menta. En cuanto a los cítricos, mezcla naranjas maltesas (la sangría) y pomelo. Añádeles un chorrito de agua y un poco de azúcar glas para reducir su acidez. Recuerda que cualquier ensalada de frutas funciona con unos trozos de aguacate y clementina.
Ensaladas de verano
¡En verano está todo permitido! Frutos rojos para dar y tomar. Todo empieza con el fresón, la fresa más dulce de la temporada. Combínala con melón, sandía y albaricoque. En septiembre, sustituimos el fresón por la fresa redonda, la uva negra y las pasas. ¿Y qué sucede con el resto de frutos rojos? Con los arándanos, la grosella negra, la grosella común, las frambuesas y las moras improvisa a lo largo de todo el estío. Todos ellos saben mejor con fruta no tan dulce como la manzana golden, la sandía o el melón blanco. Ahora bien, también se pueden rebajar con melocotones y cerezas o melocotones e higos. Las ciruelas mirabel, las claudias y las nectarinas quedan riquísimas con la uva moscatel.
El aliño
Demasiado ácidas o demasiado dulce, la fruta nos reserva muchas y curiosas sorpresas. Por eso hay que saber cómo aliñarla. Por ejemplo, en una ensalada con pera, manzana y fresas añade un chorrito de limón y una cucharada sopera de azúcar en polvo para acentuar los sabores. El mango y la papaya reclaman un toque de menta para refrescar cada bocado. Con las manzanas y el plátano nos podemos permitir el dulzor de la canela. Y a los frutos rojos sólo hay que espolvorearlos con azúcar glas, añadir un poco de papaya y una cucharada sopera de sirope de arce.
Ensaladas de fruta que hay que evitar
>Combinaciones demasiado dulces como las ciruelas con la uva roja o la cereza con el kiwi.
>Asociaciones demasiado harinosas como la papaya o los lichis con el plátano.
>La naranja y la manzana juntas quedan un tanto sosas. El secreto está en combinar por lo menos tres tipos de frutas. En dicho trío, por lo menos dos de las tres frutas deben complementarse y la tercera tiene que ser radicalmente diferente. Por ejemplo: manzana+plátano (complementarias)+kiwi (ácida para dinamizar el dúo).
>Nada de multiplicar las variedades, pues con demasiados sabores se corre el riesgo de que la mayoría de las apreciaciones queden difuminadas. ¡Toda una lástima!
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