Tu apetito disminuye
El consumo habitual de alcohol aumenta la actividad del hipotálamo, lo que provoca un aumento en el apetito. Por lo tanto, al reducir la ingesta, estaremos reduciendo ese sobre estímulo en el hipotálamo y por tanto la sensación de hambre constante que en muchas ocasiones genera el alcohol. Así, no solo estarás mejorando tu salud al reducir este hábito tan nocivo sino que también estarás reduciendo al máximo la probabilidad de acabar consumiendo alimentos insanos que acompañen a la cervecita o la copita de vino.
Tu piel mejora
El alcohol es un diurético, y además contiene mucho azúcar. Ambos elementos contribuyen a irritar la piel, por lo que al eliminarlos de tu dieta notarás en muy poco tiempo como tu piel está más sana, uniforme y bonita.
Duermes más y mejor
Beber, sobre todo si lo haces por la noche antes de irte a dormir, provoca alteraciones en el sueño debido al aumento de ondas alfa que provoca en el cerebro. Seguro que has notado que cuando bebes duermes peor, ¿verdad? ¡Pues ya sabes el motivo!
Ahorras
Beber puede ser un hábito costoso de mantener, sobre todo a largo plazo, así que dejar el alcohol puede ser una forma muy buena de ahorrar para luego invertir ese dinero en un viaje, en ropa nueva o en darte algún capricho.
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Pierdes peso más fácilmente
Eliminar el alcohol de tu dieta diaria puede reducir hasta en 400 calorías el total consumido al día, lo que unido al efecto anterior de reducción del apetito te ayudará a perder algún kilito si es que te sobra.
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