En esta época del año los niños empiezan a estar más cansados después de todo el curso yendo a clase, las vacaciones de Semana Santa que han tenido, la llegada de la primavera, los nervios porque el curso está a punto de terminar o porque hay más excursiones y salidas. Justamente por eso, sería cuando más necesitan dormir y tener un sueño reparador para poder hacer frente a estos últimos meses. Sin embargo, están más alborotados que en otros momentos y esta vez la vuelta a la rutina después de las vacaciones se hace aún más complicada que en las navidades.
Cada niño necesita unas horas determinadas, hay niños que no necesitan las 8 horas para estar descansados (por ejemplo, niños con diagnostico de altas capacidades o déficit de atención) y otros que necesitan más del tiempo recomendado. Por tanto, lo importante para saber si tu hijo tiene problemas de sueño es saber si le cuesta conciliar el sueño y si el sueño es reparador o necesita dormir más horas y está dormido por el día porque se despierta durante la noche o no es un sueño profundo.
Las causas de los problemas de sueño
Tener problemas de sueño puede estar causado por multitud de variables:
- Problemas emocionales: no dormir está directamente relacionado con el hecho de tener pesadillas o terrores nocturnos, miedo a la oscuridad, ansiedad (ansiedad generalizada, por separación o ante los exámenes) o depresión.
- Problemas familiares o sociales: si tu hijo sufre acoso escolar, conflictos con sus amigos o en la familia ha habido un cambio importante que le haya desestabilizado y le preocupe es posible que pueda costarle más conciliar el sueño.
- Adicción a las nuevas tecnologías: muchos adolescentes están con el móvil u otros dispositivos hasta altas horas de la noche (bien porque están en redes sociales o porque están viendo un cuento en la Tablet) y eso lejos de calmarlos, les altera aún más. No son capaces de controlarse y esa sobreexcitación les impide poder dormir.
¿Cómo puedo ayudarle?
- Rutinas facilitadoras del sueño: ciertos rituales favorecen más que nos quedemos dormidos que otros porque nos activan más o nos ayudan a dormir. Por ejemplo, es mejor no utilizar ningún dispositivo, no hacer ejercicio o comer de forma abundante antes de ir a dormir.
- Supervisar que se cumplen los horarios (en especial si son adolescentes) para que respeten sus 8 horas de sueño o lo que antes necesitaban para descansar.
- Evitar siestas largas durante el día: tu hijo debe adaptarse a los horarios que le ponéis en casa, aunque en ese momento no tenga tiempo. La alteración de ese horario, logrará que duerma a horas inapropiadas.
- Utilizar técnicas de relajación o yoga: lo mejor para favorecer la tranquilidad en los niños y reducir la excitación es utilizar la respiración profunda, masajes o cualquier técnica que permita relajarse de forma natural.
- Reduce la presión con un clima de comunicación: no va a ayudar nada que infravalores sus problemas o ridiculices que tenga miedo a estar solo o que otros amigos suyos se metan con él. Es mejor escucharle y si puede ser aplaces la resolución de su problema a la mañana siguiente para que podáis encontrar una solución juntos y los dos estéis más activos.
Contenido elaborado en colaboración con Nuria G. Alonso de la Torre, psicóloga y fundadora de Ayudarte estudio de psicología
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