Últimamente, hay cierta desconfianza hacia las dietas basadas en proteínas, sin embargo hay que diferenciar entre las dietas hiperproteicas, por ejemplo la Dieta Atkins o la Dieta Dukan, y las dietas normoproteicas calibradas, como la dieta de aporte proteico que te damos a conocer en este artículo.
Las dietas normoproteicas se realizan con productos calibrados, es decir, alimentos elaborados específicamente con la cantidad de proteínas que el cuerpo necesita pero eliminando la mayor parte de las grasas y azúcares. Al tratarse de una dieta estricta, es importante realizarla siempre bajo la supervisión de un médico que adaptará la dieta a las necesidades y características de cada persona. Por otra parte, la dieta será suplementada con los micronutrientes necesarios (sodio, potasio, magnesio, vitaminas, omega 3 y 6, etc.) con el fin de mejorar la salud del paciente y controlar que no hay ningún déficit.
Dentro de este tipo de dietas hemos descubierto el Método Optimal Dap, una dieta proteinada de muy bajo aporte calórico que te asegura un correcto aporte de proteínas para no perder masa muscular, pero sí perder la grasa que te sobra, y lo que es más importante, sin pasar hambre y sin efecto rebote.
Sin embargo, en las dietas hiperproteicas de origen animal (Dieta Atkins o Dieta Dukan, entre otras), que se realizan con alimentos de gran valor proteico (carnes y pescados), se consumen más proteínas de las que el cuerpo necesita, además de ingerir una gran cantidad de grasas, lo cual puede conllevar riesgos para la salud como, por ejemplo, problemas cardiovasculares. Asimismo, al no realizar ningún tipo de suplementación de micronutrientes, siempre se generarán ciertos déficits en el organismo que pueden acarrear efectos secundarios.
¿Qué es la dieta de aporte proteico?
La dieta de aporte proteico que sugiere el Método Optimal Dap es una dieta proteinada con restricción calórica. Aporta menos de 800 Kcal/día, lo cual la diferencia de las de bajo aporte calórico que suelen aportan entre 1000 y 1500 Kcal/día. Se basa en la restricción de hidratos de carbono como fuente de energía. Con ello se obliga al organismo a consumir las grasas como primera fuente energética, usando las reservas de grasas de nuestro cuerpo que son transformadas en el hígado en “cuerpos cetónicos”, es decir, en nuevo combustible. Estos cambios metabólicos que provoca la dieta, pasando de un metabolismo basado en el consumo de hidratos de carbono a otro basado en el consumo de grasas, tiene muchas ventajas:
- Se controla muy bien el hambre, teniendo sensación de saciedad.
- Existe una rápida pérdida de peso, sobre todo en la grasa del abdomen.
- Se protege la masa muscular, no existiendo pérdida de esta.
- Sensación de vitalidad, sin experimentar la falta de energía o fuerza que se siente al realizar otras dietas.
Una dieta proteica estricta de este tipo necesita, de manera imprescindible, la supervisión de un profesional de la medicina que determinará si el paciente es apto para realizar el tratamiento, mediante una historia clínica detallada, una atenta exploración clínica y una analítica previa. Además, es de vital importancia hacer un seguimiento médico durante la realización de la dieta para evitar posibles efectos secundarios que pueden afectar al desarrollo de la dieta y poner en peligro la salud del paciente.
Finalmente, una de las características más importantes de las dietas con seguimiento médico es la reeducación alimentaria, es decir, el médico enseña al paciente qué comer, a qué hora y con qué finalidad para que al terminar la dieta haya adquirido unos buenos hábitos alimenticios que harán que se puedan mantener los kilos a largo plazo.
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