Si estás buscando un sitio para escaparte en el mes de octubre, Ochagavía es lo que necesitas. Este precioso pueblo se encuentra a apenas 85 km de Pamplona, en lo que es el valle de Salazar. El río atraviesa este pueblo de piedra decorado con geranios rojos que dan la sensación al viajero de estar en el pasado. Una tranquilidad solo rota por el murmullo del agua y los pájaros de la próxima sierra Abodi.
Descubre Ochagavía
El pueblo está ocupado por casas señoriales de piedra pintadas de blanco y con tejados a dos aguas, contraventanas y puertas de madera. Cada casa tiene un nombre y se considera casi como un miembro de la familia. Así podemos encontrar casa Ochoa, casa Indiano, casa Fugas, casa Pomposo…como habitantes de la villa. Ochagavía está dividida en cuatro barrios: Urrutia, que quiere decir “el lejano” y está ubicado al otro lado del río; Irigoyen, que significa “encima de la ciudad” y está en la parte superior del pueblo; Iribarren, que se traduce como “dentro de la ciudad” y es el barrio de la zona inferior; y Labaria, cuyo nombre, “al lado del horno” hace referencia al lugar en el que se encontraban los antiguos hornos. Curiosamente las calles no tienen nombre, por lo que es importante conocer los barrios y los nombres de las casas.
Si no puedes acercarte en octubre, otro buen momento para visitar la zona es durante la fiesta de la localidad, el viernes y el sábado del último fin de semana de agosto o el primero de septiembre. Se trata del Orhipean de Ochagavía o la Fiesta de los Oficios y las Tradiciones. Durante las celebraciones se cubren las señales de tráfico, los carteles y cualquier elemento que permita identificar que estamos en el siglo XXI, y se recrea un día cualquiera de 1900.
Además si te gusta la naturaleza, la selva de Irati se encuentra a tan solo 10 kilómetros del pueblo. Irati es el segundo hayedo más importante de Europa (después de la Selva Negra de Alemania) y alberga el monte Ori, con un pico de 2.021 metros de altura, es una de las cumbres más altas del Pirineo navarro.
Historia de La villa
En 1894, durante la Guerra de la Convención, los soldados franceses arrasaron Ochagavía, provocando un incendio que terminó con prácticamente todas las casas y los tres palacios medievales del pueblo. Poco después, la villa se reconstruyó, dejando, esta vez, un palmo de separación entre los edificios (para evitar que las llamas se propagasen por las calles como sucedió durante el ataque, en caso de que hubiese otro incendio), pero siendo completamente fieles al estilo arquitectónico original.
Cuando el visitante llega a Ochagavía, lo primero que divisa es el hermoso puente de piedra medieval, que se ha convertido en una de las postales más representativas de la villa. Destacan también los tres palacios medievales de Urrutia, Iriarte y Donamaría. La iglesia de San Juan Evangelista, se atisba por encima de los tejados de las casas. Un edificio del siglo XVI que alberga en su interior varios retablos renacentistas y barrocos.
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