LETTER
El placer olfativo forma parte del arte de vivir con mayúsculas. Ocupa el mismo lugar que el placer visual, el táctil o el auditivo. No existe nada más revelador que la simbiosis entre la atmósfera de una casa y el ligero perfume que desprende. Cada hogar, cada estancia, cada rincón cuenta una historia olfativa…
Imagine entrar en una casa de campo donde la lavanda, el aroma de manzana y de cera fresca nos den la bienvenida, o una biblioteca impregnada de esencias de cuero viejo, incienso y ámbar, o una zona de aguas que invite a la relajación de la mano del bambú, o una cocina que desprenda notas de caramelo y vainilla.
Perfumar su casa es todo un arte, una manera de enfatizar nuestro carácter, nuestro estilo y nuestra forma de vivir, un toque tan exquisito como delicado. Unos elegirán un solo aroma que les acompañará fielmente en todas sus vivencias personales, otros preferirán ir cambiando las partituras dependiendo de la estación del año, del humor o de estancia.
Las casas de Alta Perfumería y las Casas de Perfumes de Interior rivalizan desde hace años con creaciones cada vez más atractivas, tanto en continente como en contenido, que se inscriben bajo nombres tan evocadores como poéticos. Ambientes campestres, marinos, amaderados, tiernos, especiados, sofisticados, empolvados, frutales, florales, exóticos, naturales, evocadores de recuerdos de infancia o de aquellas recetas que nos hacen perder la cabeza. Una oferta variada que puede hacernos caer en el error de multiplicar demasiados perfumes diferentes en una casa con el riesgo de hacerla perder toda su personalidad. Conviene tener la mano ligera. El secreto es potenciar una atmósfera, despertar un recuerdo, una sensación, calmar… nunca saturar o sobrecargar el aire con la intención de enmascarar otro tipo de olores.
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