Entre las patologías más frecuentes que pueden afectar a la piel tenemos los eccemas, lesiones en forma de “ronchas”, es decir, placas rojizas en ocasiones con descamación en su superficie, más o menos redondeadas y que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Suelen ser consecuencia de una piel poco hidratada y son más habituales cuando estamos estresados, ya que es una forma más de las muchas que tiene nuestro organismo de somatizar las preocupaciones. Lo ideal es mantener la piel bien hidratada, evitar las duchas prolongadas y el agua caliente, usar geles de ducha poco agresivos o incluso oleoduchas, aceites hidratantes y limpiadores y tratar de controlar el estrés. Si no se controlan así, el dermatólogo pautará el tratamiento más adecuado en cada caso.
La tan odiada caspa, descamación del cuero cabelludo, es una afección muy habitual que causa incomodidad y en muchos pacientes se acompaña de picor. Existen champús para controlarlo, aunque deben usarse adecuadamente y dejándolos actuar durante al menos 3 minutos para lograr resultados.
Otro problema de piel muy habitual es la aparición de manchas en zonas como el rostro, el escote o las manos. La mayoría son fruto del sol acumulado y del envejecimiento de nuestra piel. Lo ideal es prevenirlas evitando la exposición al sol desde la infancia y protegiendo estas zonas con cremas con alto factor de protección solar. Si aparecen, el tratamiento más indicado es el láser, el cual debe realizarse en otoño-invierno dado que no debe haber exposición solar previa y posterior. Las cremas despigmentantes son productos adyuvantes que controlan la pigmentación pero por si solas no logran eliminar las manchas (léntigos solares).
La caída de pelo es otro problema muy común, que se intensifica sobretodo en primavera y otoño. Suelen tratarse de pérdidas estacionales o por estrés, y suelen resolverse solas con el paso de los meses y ayudando con complejos vitamínicos destinados para el pelo. Si ya hay una pérdida más marcada, establecida y con zonas donde la densidad capilar claramente ha disminuido, podremos estar ante una alopecia androgenética, la cual precisa de un tratamiento específico para frenar su evolución y en ocasiones si la pérdida es muy importante, podremos recurrir al trasplante capilar.
Por último podemos nombrar, entre los muchos problemas de piel que se consulta al dermatólogo, la presencia de alteraciones en las uñas de los pies. La mayoría de las ocasiones el paciente piensa que es un hongo, cuando realmente se trata de una uña traumática debido a un traumatismo muy intenso o a microtraumatismos diarios como son el caminar durante mucho tiempo con zapatos inadecuados. Esto va modificando las uñas de los pies, volviéndolas más gruesas. Por tanto, ante la duda, mejor consultar con el dermatólogo para descartar otro tipo de patologías unguales.
Contenido elaborado en colaboración con la Dra. Cristina de Hoyos, dermatóloga y directora técnica de Clínicas Ceta.
LETTER
Y además:
El lado emocional de la dermatología. ¿Cómo nos afectan los problemas de la piel?
Consejos para evitar el estrés en la piel