Las pequeñas gemelas Olsen en Padres forzosos reflejaban a la perfección todos los clichés que caen sobre ti si eres la pequeña de la casa. Odiadas y queridas a partes iguales por sus hermanas mayores y consentidas hasta el extremo por todos los adultos que las rodean. Si tú también eres la más pequeña y naciste para coronarte como reina de la casa, estamos convencidas de que estas 10 situaciones te van a sacar una sonrisa. ¿Te sentirás identificada?
1. Aunque lo niegues, eres y serás una niña mimada
Por si ser la niña de los ojos de papá no fuese suficiente, solo hay que ver esa habitación de princess que aún conservas en casa de tus padres...
2. Tus hermanos mayores te culpaban de todas sus trastadas
Sí, eras el blanco fácil. Tan pequeña y tan mona que parecía que nunca habías roto un plato...
3. Vivirás en una burbuja de protección infinita
No serán solo tus padres. Tus hermanos mayores cuidarán de ti como si fueses su propia hija y mucho cuidadito con que alguien te haga daño, que te defenderán a capa y espada.
4. Te seguirán tratando como una niña aún cuando hayas entrado de lleno en la vida adulta
"La niña no viene hoy a comer". "La niña tiene nuevo trabajo"... La niña, la niña, la niña. Nunca vas a dejar de serlo. Es un hecho.
5. Tus caprichos serán órdenes para tus padres
Te bastará con poner carita de pena para conseguir cuanto desees:
6. Sentirás sobre ti la responsabilidad de estar a la altura
Todo el mundo tenderá a compararte con tus hermanos mayores, especialmente si a ellos les ha ido bien en la vida y ya sabemos lo que dicen de las comparaciones... ¡Odiosas!
7. Heredar será tu obligación en los primeros años de vida
Ropa, libros, juguetes... Es duro pero, por suerte, en algún punto de nuestra preadolescencia deja de ocurrir.
8. Tus hermanos mayores se convertirán en superhéroes para ti
Nadie admirará más a tus hermanos que tú misma. A pesar de las discusiones de la infancia, sabes que ellos estarían dispuestos a hacer todo por ti y con ellos has vivido algunas experiencias irrepetibles.
9. Escucharás más veces el nombre de tu hermano que el tuyo propio
Has llegado la última y por eso mismo deberás soportar que tus padres te cambien el nombre unas cuantas veces. En este punto dará igual si tus hermanos son chicos: el equívoco no entiende de géneros.
10. Caminarás plácidamente por el camino que han abierto tus hermanos
Nada de horas de llegada, ni el móvil solo los fines de semana, ni de obligarte a comer espinacas... Tus hermanos ya han hecho el trabajo duro por ti.
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