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Tejido Social

por Redacción Joyce ,
Tejido Social© Joyce

Los tejidos han dejado de ser una materia, ahora aspiran a convertirse en una segunda piel, o mejor dicho, en la primera. Nunca fue más pertinente hablar de la inteligencia de las cosas: las telas adquieren una dimensión inusitada y se aproximan cada vez más al milagro de lo epidérmico.

Arty: Sedas técnicas, neopreno ultra-ceñido, redes metalizadas, tejidos hi-tech, confortables y de alto rendimiento pero también poéticos y favorecedores.

Eco: Una auténtica revolución textil está en marcha y su avance es imparable. Muchas telas surgen del reciclaje: botellas plásticas, neumáticos usados, redes de pesca...

© Joyce
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ARTY
Paco Rabanne, Cardin o Courrèges ya experimentaron con el metal o el plástico para difuminar la frontera entre el arte y la moda. La famosa cota de malla de Paco Rabanne vuelve a la luz de la mano de su sucesor Julien Dossena, reinterpretada en tops y minifaldas como en los mejores tiempos del diseñador visionario de origen español. Azzedine Alaia creó en 1997 un impresionante traje en rafia e hilos de plata y nuestro maestro nacional Jesús del Pozo legitimizó también este material plasmando la herencia cestera de sus padres. Y eso sin olvidar su pasión por estarcir oro sobre seda y sus giros inesperados como la gabardina engomada gris, que tenía las huellas reales de un neumático.

Buena parte de la retrospectiva dedicada al diseñador Dries Van Noten en el Museo de las Artes Decorativas de París estará centrada en el filón de los tejidos innovadores, al igual que la colección del francés afincado en Tokio Julien David, cuyas faldas termoplásticas de poliuretano con efectos de holograma son un ejemplo de la nueva dimensión artística de las telas.

Brillos y efectos especiales para conseguir que el diseño vaya más allá de la forma y el estilo, los tejidos son ahora el terreno privilegiado de la investigación creativa y aunque muchos artistas han utilizado la materia textil en sus creaciones, la tecnología ofrece posibilidades casi infinitas para trabajar esta nueva piel. La diseñadora textil Arantza Vilas describe así una tela creada especialmente para el vestuario de la serie Juego de Tronos:

“Es una organza de seda con hilos metálicos que trato distorsionando la trama. A partir de ahí aplico un recubrimiento metálico que oxido, y luego doy forma con calor, en moldes hechos a mano. Visualmente parece un tejido metálico, pero el corazón es de seda y tiene forma tridimensional.”

Estamos pues en el corazón de un estudio que se transforma en laboratorio y del que salen creaciones como el vestido en plexiglás trenzado de Fendi o ese maravilloso organdí bordado de Christopher Kane. Pero se puede ir más lejos aún gracias a las impresoras 3D, capaces de producir vestidos imposibles de plumas de nylon como las esculturales creaciones de la diseñadora inglesa Catherine Wales o como los vestidos futuristas y casi orgánicos que el diseñador Michael Schmidt y el arquitecto Francis Bitoni le han fabricado a la reina del burlesque Dita Von Teese.

Esta técnica permitirá inventar nuevos materiales, como un cuero reconstituido sin ningún defecto ni irregularidad, totalmente reciclable y, sobre todo, sin tener que sacrificar a ningún animal, un futurismo que resulta algo más reconfortante.

ECO
Porque además de convertirse en objetos de arte, los tejidos lideran la batalla por el equilibrio y la comunión con la naturaleza. Después de siglos de prácticas destructivas, la nueva era del tejido es la de la ecología.

Botellas de plástico desechadas, redes de pesca abandonadas, neumáticos usados, algodón post-industrial e incluso restos de café para crear abrigos, trajes de baño, zapatillas y accesorios elegantes y con estilo. La filosofía de la marca Ecoalf se resume en una palabra, Tras(h)umanity, un concepto paradójico porque enfrenta a la humanidad con su propia huella.

Los tejidos eco-técnicos son parte esencial en el ADN de nuevas marcas que apuestan por la responsabilidad y por la innovación textil más que por el branding tradicional hecho de insinuaciones y aspiración. Ahora vestirse puede tener otro significado. Así lo entiende Franck Malègue, creador de la marca Eclectic que transforma materias industriales y militares en tejidos tecnológicos. Por ejemplo: una lana virgen adosada a una membrana técnica totalmente impermeable, a la vez protectora y transpirante, o un algodón cepillado, como una gruesa piel de melocotón, se mezcla con una membrana micro-perforada que imita perfectamente al satén.

Algunos de estos tejidos a base de algodón orgánico y fibras tecnológicas parecen una promesa para un mundo mejor. No en vano, la industria textil es una de las más contaminantes. Max Mara con su tejido Newlife o Adidas y G-Star con las creaciones de la compañía Bionic Yarn, de la que el rapero y diseñador Pharrel Williams es accionista, están moviendo ficha hacia un posicionamiento más innovador y sostenible.

Es el camino abierto por Invista. El especialista en fibras y polímeros ha lanzado la primera fibra Lycra desarrollada a partir de materiales biológicos. Así, esta “oferta comercial única de spandex bio-derivado” se compone en un 70% por productos renovables, principalmente de dextrosa derivada del maíz.

En 2013, la empresa se unió a la Sustainable Apparel Coalition, una ONG que reúne a fabricantes textiles, con el objetivo de reducir el impacto social y ambiental de dicha industria.

En España, colectivos de la moda y la industria textil gallega se alían para lanzar un plan de investigación sobre tejidos innovadores y seguir la senda que han abierto ya marcas como la mencionada Ecoalf o la joven Jeanología, que ha encontrado el modo de reducir agua y agentes químicos en su denim-eco.

Eco por todas partes, hasta en la decoración, como las lámparas Ombra, una colección de Artemide por Issey Miyake, auténtico precursor en la experimentación textil, que utiliza una tela creada a partir del reciclaje de botellas PET, de una excepcional transparencia, justo lo que estos tiempos necesitan.

TECHNO
Pero donde la innovación se desafía a sí misma es en esa aspiración del textil a convertirse en una nueva piel con propiedades excepcionales que recuerda más a los trajes de los súper héroes que a los modelos de pasarela.
Almodóvar dio la clave en una película sorprendente, ‘La piel que habito’, en la que el poder de la ciencia reta a la misma divinidad y es capaz de crear un ser nuevo con una piel que resiste al frío, al calor y al tiempo, terrible y atractivo a la vez.

Podemos evitar los problemas éticos echando mano de los nuevos textiles protectores, curativos, cosméticos… que se adaptan como un guante y hacen un poco más divinos sin demasiadas complicaciones. Descendientes de aquel famoso Damart Thermolactyl, el T-Shirt antimagnético de Elisabeth de Senneville, la camiseta con vitamina C de Fuji Spinning o la Smart Shirt desarrollada por US Navy y que permite aportar datos sobre las heridas sufridas por los soldados, son sólo un ejemplo de esta loca carrera de sabios por conseguir un tejido aún más inteligente que su portador.

Es el sueño de Juan Hinestroza, un profesor de la Universidad de Cornell y director del Laboratorio de Nanotecnología Textil cuyos experimentos abren tantos campos como debilidades tiene la piel del ser humano. La nanotecnología permite crear nuevas fibras con propiedades catalíticas, magnéticas y eléctricas con las que conseguir tejidos que no se manchan, trajes que repelen los mosquitos de la malaria, vestidos de algodón que pueden cargar el móvil con energía solar… No en vano, él mismo considera que su equipo es algo esquizofrénico.
En realidad la ciencia ficción puede inspirar a la ciencia sin más. Tejidos como el Kevlar o el Nomex de la multinacional Du Pont, o el Spandex, parecen salidos de la imaginación de un dibujante de cómics, sólo que sus propiedades son más que reales.

Aunque todo esto parece más propio de un laboratorio secreto de investigación militar, hace tiempo que los líderes del sector textil dedicado a la moda han puesto las pilas a su creación. Uno de los grandes del sector, Ermenegildo Zegna, ha convertido el traje masculino en una prenda cómoda y tecnológica, con tejidos tan innovadores como el High Performance, resistente a los pliegues, el Cool Effect para mantener una sensación térmica fría en pleno verano o el Technomerino y el Natural Confort Trophy, el órdago de la marca para sus últimas colecciones.
Tejidos que reclaman funciones biológicas, respirar, transpirar y casi broncearse por nosotros. El abrigo que ‘respira’ de Geox es ya un referente, pero Uniqlo va mas allá y ha lanzado el Heattech, una materia que no sólo protege del frío sino que convierte la propia transpiración de la piel en una fuente de calor. La investigación se centra en darnos la sensación de que seremos casi indestructibles gracias a la protección inteligente de estos nuevos tejidos. Por lo menos ya podremos sentarnos en los asientos de un coche que ha pasado varias horas al sol sin saltar hasta el techo, es la propuesta de BMW con su cuero exclusivo Sun Reflected Technology que repele los rayos del sol.
Pero la cosa no para ahí, los nuevos tejidos también cuidarán activamente de nosotros, bienvenida a los tejidos cosméticos y medicinales. ¿Un sujetador con micro-cápsulas cargadas de activos reafirmantes que refuerzan las fibras de elastina y colágeno del pecho, o unos panty anti-celulitis que activan la circulación sanguínea y cuyas micro-cápsulas contienen activos de alga y hiedra? Es posible.

El fabricante de cosméticos de gran consumo Mixa, lanza las camisetas anti-UV, que incorporan un filtro de dióxido de titanio IP50 apto para pieles sensibles y que resiste más de 40 lavados a 40 grados y también unos leggings con efecto adelgazante, drenante y anti-celulitis.

Si las marcas cosméticas utilizan los nuevos tejidos como dosificador, los fabricantes textiles se sirven de los compuestos cosméticos para convertir las prendas en aliados de belleza; los Denim Spa de Wrangler, además del corte perfecto y del efecto strech del tejido, incluyen diferentes activos cosméticos en forma de micro-esferas que hidratan, tonifican o combaten la celulitis y la piel de naranja…

So’Slim ha lanzado una línea de lencería adelgazante e hidratante utilizando fibras con cristales biocerámicos que mejoran el drenaje y la termorregulación del calor corporal para que penetren mejor las moléculas de los activos. Estamos ante una nueva revolución en la que la moda y la cosmética borran los límites, quizás en poco tiempo todos los productos de belleza estén colgados en el armario.

WEARABLE
“En lugar de añadir elementos electrónicos a la ropa, la ropa será la electrónica”, una de las predicciones futuristas de Juan Hinestroza, cada vez más próxima a convertirse en un hecho.

En realidad, los wearables de los que venimos oyendo hablar hace algún tiempo son sólo prendas de ropa a las que se les añaden dispositivos electrónicos que permiten la interacción con otros dispositivos. La conexión entre la tecnología y la moda a través de las wearables technologies, o dicho en castellano, las tecnologías que se llevan puestas, no es algo nuevo; el Súper Agente 86 resultaba cómico con su teléfono en el zapato, James Bond aún no era creíble con sus relojes salvavidas o con su pluma lanza-granadas pero, poco a poco, la ficción más o menos delirante se ha visto desplazada por las hazañas tecnológicas aquí y ahora.

Controlar el ritmo cardiaco, calcular las calorías que se consumen, registrar el estado de ánimo… son sólo algunas de las posibilidades que los nuevos textiles ultra-electrónicos pueden ofrecer. Nutremex, la división tecnológica de Adidas, ofrece ya una camiseta que incorpora el miCoach Elite, un artefacto, que conectado a un dispositivo vía Internet, recibe toda la información sobre el rendimiento y las variables durante el entrenamiento.
Además de los tejidos que podrán detectar un escape de gas o la presencia de un explosivo, también será posible, con sólo ponernos una camiseta, registrar nuestros signos vitales que podrán ser monitorizados a distancia por un médico, algo bastante más reconfortante.

Así pues, gracias a los wearables, la ropa podrá percibir cualquier irregularidad en el pulso cardíaco, en la respiración o incluso en las ondas cerebrales mediante chips microscópicos ocultos en el tejido, en el futuro sólo con vestirnos estaremos ya conectados. La tecnología será invisible porque, en parte, estará en el vestido y, en parte, irá adherida a la piel o viajará por el interior del cuerpo…¿estamos realmente preparados?

El experto en tecnología Pedro Machina del Colectivo de Tecnología Vestible, opina que sí y que la ropa y la aplicación digital formarán una unión incuestionable. Ya tendremos de verdad una segunda piel que nos protegerá del frio, del calor e incluso de los impactos, nos hidratará en caso de necesidad, velará por nuestra salud, se adaptará al medio y cambiará en función de nuestras preferencias. Queda por resolver el pequeño problema de si todas estas prendas de alta tecnología podrán ir a la lavadora y si nos conformaremos con tener sólo un conjunto aunque sea capaz de salvarnos la vida.

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