Inmerso en el pueblo de Bernalda, sobre una pequeña colina al sur de Italia, Francis Ford Coppola imaginó una película singular: la de su propia vida. Eso le impulsó a adquirir el hermoso Palazzo Margherita y edificar un sueño allí donde su abuelo había abandonado el suyo al marcharse a ‘las américas’. Remodelado a su gusto y al del genio francés Jacques Grange, la experiencia entre sus muros es mucho más que cinematográfica, con una versión de la realidad capaz de conquistar todos los sentidos.
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Inmersiones de cine en el último reducto del genial realizador de El Padrino. Con Palazzo Margherita, Francis Ford Coppola vuelve a sus orígenes, involucra a toda su familia y honra a sus antepasados. Y es que de esta localidad del sur de Italia partió su abuelo Agostino en 1904 rumbo a América y más de un siglo después él descubrió su paraíso casi por casualidad, antes de comprárselo a una mujer de 84 años y convertirlo en un refugio único. Una oda a la buena vida a escala humana, con sólo siete suites y dos habitaciones de jardín, en donde los gustos familiares van al encuentro del arte del aclamado interiorista francés Jacques Grange. Una colaboración que surgió por email: “Permíteme que me presente, soy Francis Ford Coppola, más conocido como el padre de Sofia Coppola” (no es una broma).
Mezcla de la delicadeza árabe y la explosión barroca, cada uno de los Coppola ha participado en la creación de su propio dormitorio. La suite ‘nueve’ es la del director, con reminiscencias tunecinas en honor a su abuela; la ‘cuatro’ la de su hija Sofia; la ‘siete’ la de Roman... En ellas se cuida hasta el más mínimo detalle, y pese al respeto artístico con el entorno, todas cuentan con enormes televisores, Apple TV y una selección de películas italianas clásicas elegidas por el propio Francis.
Y si continúan con mono de cine, todas las tardes el salón se convierte en una sala de proyecciones en la que disfrutar de alguno de los 300 documentales y películas que forman parte de la colección particular del realizador.
Abajo se encuentra la cocina, y a sus mandos está Filomena, artífice de una gastronomía basada en productos regionales. Los huéspedes y la familia (aquí son casi lo mismo) podrán degustarla allí mismo, en el comedor contiguo, o en el jardín bajo la pérgola. Otra opción es el bar Cinecittà, que asoma a la plaza del pueblo y está abierto incluso a los no huéspedes.
CONTACTO
Corso Umberto 64
75012 Bernalda
Italia
www.palazzomargherita. com
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