Pero antes, te dejamos unas cuantas fotos para que te hagas una idea de cómo tienen que quedar y de cómo combinarlos. ¡Toma nota y lúcelos tan bien como ellas!
Muffin-top: la cinturilla es muy estrecha
A los hombres les encanta, ¡pero las mujeres lo odiamos! Hablamos de esa porción de piel que se niega a quedarse encerrada en los vaqueros y, por tanto, sobresale por encima. ¿Te suena la historia? Los anglosajones han bautizado el fenómeno como muffin-top, ya puedes imaginar por qué –piensa en una magdalena–. Eso sí, no te obsesiones, ¡es todo culpa de los pantalones! Da igual cuál sea tu talla; si el pantalón es bajo y estrecho, la piel va a sobresalir.
Solución: ¡pantalones de tiro medio alto y alto! Con una cintura más alta se evita el efecto muffin-top y, además, se pueden utilizar junto con camisetas cortas para alargar visualmente las piernas. ¡Son todo ventajas!
¡Se te ve la hucha! Los vaqueros no son elásticos y tienen el tiro bajo
Estás buscando algo debajo de la mesa y, sin darte cuenta, vas enseñando parte del culo a todo aquel que pasa por delante. ¡Qué vergüenza! El denominado «escote del obrero» hace su aparición especialmente con los pantalones de tiro bajo, que no terminan de sentar del todo bien, y son poco elásticos y de una tela vaquera muy fina.
Solución: decántate por pantalones de tiro más alto y de una tela más gruesa y elástica. Si quieres estar más segura de que los pantalones son los idóneos, baila un poco en el probador, agáchate y haz distintos movimientos. ¿Los pantalones siguen en su sitio? ¡Entonces, has dado en el clavo!
Descoloridos y dados de sí: así se quedan los vaqueros tras muchos lavados
Hay que admitirlo, los vaqueros que una vez fueron de un intenso azul oscuro, ahora son prácticamente blancos. El cambio seguramente se deba a que los lavas con demasiada frecuencia y puede que incluso mal. ¡Pero que levante la mano la que nunca se haya equivocado! Con los lavados, el colorante índigo se va desgastando. Además, la tela va dando de sí con el paso del tiempo.
Solución: lavar los vaqueros solo cuando estén muy sucios y del revés. Los expertos en vaqueros aconsejan, incluso, no lavarlos y, en su lugar, airearlos con regularidad y dejarlos una noche entera en el congelador. ¡Así se acaba con las bacterias causantes del mal olor! Eso sí, cuesta a acostumbrarse a eso, ¿no?
La bragueta cobra protagonismo: arrugas y cremallera a la vista
¿A quién no le ha pasado? Los vaqueros te sientan estupendamente, pero en la parte de la bragueta hay arrugas que se resisten a desaparecer y hacen que se vea la cremallera. ¡Pone de los nervios!
Solución: ¡plancha la bragueta en la parte del ojal! Desabrocha el botón y baja la cremallera, coloca el pantalón sobre la tabla de planchar y sujeta con firmeza la esquina donde se encuentra el ojal, tirando un poco de ella. Así podrás pasar la plancha con facilidad y quitar la arruga. Ten cuidado de no tocar la cremallera, pues el metal se habrá calentado y podrías quemarte.
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