Bajada de la libido, falta de placer, eyaculación precoz o vaginismo... Son muchos los problemas sexuales que llevan a las parejas a la consulta. ¿Cómo elegir el terapeuta? ¿Cómo son las consultas? Echemos un vistazo a esta terapia del sexo.
El principio
Está reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS): la salud sexual es un dato importante del bienestar físico y mental de cada persona. Por lo tanto, es importante interrogarse en caso de problemas sexuales para retomar una relación de pareja feliz. Este es el objetivo de la sexoterapia.
Creada por William Masters y Virginia Johnson, dos sexólogos, la sexoterapia data de 1960. Al contrario de las terapias de pareja, es una especialidad de la sexología cuyo objetivo es restablecer el contacto sexual de una pareja. El principio: unir conversaciones en consulta con experiencias prácticas a domicilio.
Hay que destacar que no se trata de curar problemas sexuales desde un punto de vista orgánico (con medicamentos o cirugía), sino psicológico. Para el sexólogo es importante colaborar con un médico en caso de problemas relacionados con una causa médica.
El sexólogo, especialista de la sexoterapia
Sólo un sexólogo puede practicar la sexoterapia. Lo que la hace una profesión poco conocida por el gran público. En principio, el sexólogo dispone de un buen conocimiento de la sexualidad y de los métodos para sanar problemas sexuales. Entre ellos, podemos encontrar médicos generales, ginecólogos o incluso psiquiatras y psicólogos.
Así pues, hay muchos sexólogos competentes. Pero para evitar sorpresas negativas, vale más estar alerta y pedir consejo al médico.
El desarrollo de las sesiones
En cada sesión, se trata de abordar sin tapujos y sin orden ni concierto la intimidad y el desarrollo de las relaciones sexuales. Temores, deseos no confesados... Es difícil atravesar la puerta de una consulta con una carta de recomendación de su médico. Sin embargo, sólo un sexólogo puede acabar con problemas sexuales y permitir a los pacientes recuperar una sexualidad plena.
Las consultas se dividen en dos partes: las conversaciones y las experiencias.
• Las conversaciones: Se trata de establecer un diálogo entre el(los) paciente(s) y el terapeuta: ¿cómo se viven la relaciones sexuales? ¿Cuáles son los bloqueos? ¿Qué hay que hacer para que la situación mejore?
Son preguntas que se plantearán y a las que el sexólogo deberá responder. Si tienes pareja, es mejor consultarle los dos para comprender mejor la situación y superar las dificultades (orgasmos difíciles, eyaculación precoz), excepto si crees que estas sesiones en pareja pueden desestabilizar a tu compañero. Debes saber que en ningún caso es un examen médico, por lo que ¡la ropa se queda en su sitio! No obstante, el especialista puede prescribir un balance médico si persiste alguna duda.
• Los ejercicios: Consisten en poner en práctica lo que se ha hablado en las conversaciones y recrear una atmósfera erótica y excitante para favorecer el intercambio sexual. El médico, tras identificar el problema, propone experiencias adaptadas a los problemas de la pareja. Poco a poco, con perseverancia, estos ejercicios tienen éxito en aproximadamente el 70% de los casos.
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Las ventajas y los límites
Este enfoque de la sexualidad se adapta perfectamente a los problemas sexuales de origen psicológico, como una mala comunicación en la pareja o cierto desconocimiento de la psicología sexual. Por el contrario, si la causa es más bien de tipo inconsciente, habrá que plantear otra terapia (psicoterapia, psicoanálisis, terapia de pareja...).
Los sexólogos también pueden, en algunos casos, recetar medicamentos (en el caso de los médicos), como un tratamiento para los problemas de erección, antidepresivos o aconsejar una cirugía (malformaciones).