Si creías que con Magaluf ya lo habías visto todo en cuanto a vacaciones de desenfreno se refiere, es porque aún no has oído hablar de esta villa costera situada al sur de Francia (a tan solo tres horas en coche desde Barcelona) que cada año recibe miles de turistas atraídos por su oferta vacacional, centrada principalmente en el turismo sexual. Y es que en este lugar apenas existen las restricciones: se trata de una comunidad naturalista que se rige por sus propias normas.
El nudismo no es solo algo habitual en sus playas, también en las tiendas, en los restaurantes o en los supermercados. ¿Te imaginas ir a hacer la compra totalmente desnuda? En Cap d’Agde es posible. Aunque ese no es su único atractivo: la posibilidad de mantener sexo en público, las fiestas con orgías o el intercambio de parejas son también reclamos para los turistas.
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El paraíso de los "swingers"
Así describen este particular Jardín de las Delicias desde la página oficial del complejo turístico. Y es que este es el destino ideal para las parejas liberales. Para entrar a este pueblo hay que pagar ocho euros por peatón y 18 por pasar allí la noche. Un bono de tres días cuesta 45€, un pase que tienes que pagar de manera obligatoria, aunque además hayas reservado un hotel dentro del pueblo.
La playa de Cap D'Agde se divide en tres partes: la primera es una playa para familias, la segunda es para swingers y la tercera playa es la zona gay, aunque es la que menos afluencia tiene. En la playa más liberal (la segunda), y especialmente al atardecer, es frecuente ver a parejas practicando sexo de todo tipo. Cuando esto ocurre, un círculo de gente se reúne entorno a ellos, bien para mirar, para masturbarse mientras tanto o incluso para unirse al sexo, si la pareja se lo permite.
Pero la playa no es el único lugar donde el sexo liberal se permite, también se puede practicar en los hoteles (sí, pasillos y zonas comunes incluidos), como explican en la web, o en las fiestas que se celebran cada noche en los diferentes clubes de la villa (y por cuyo acceso hay que pagar unos 90€). "Hay hoteles en la zona nudista de Cap d'Agde que son solo para parejas mayores de 18 años en los que se puede practicar sexo en cualquiera de sus zonas. Esto incluye el área de la piscina, donde muchas parejas disfrutan de su libertad sexual e invitan a otras a hacer lo mismo. Mientras esto ocurre, el personal de los hoteles va sirviendo bebidas, como si nada inusual estuviese sucediendo. Lo raro es no practicar sexo", afirma la organización.
De pueblo de pescadores a capital mundial del sexo
Hasta la década de los 50, Cap D'Agde era un tranquilo pueblo de pescadores, pero poco a poco fue convirtiéndose en uno de los principales focos naturistas de Europa. En los 90 comenzaron a llegar los swingers (parejas liberales, a quien está orientado especialmente la oferta turística de este pueblo) y se levantaron desde clubes hasta hoteles especiales para ellos. Hasta llegar a lo que se considera ya la capital mundial del sexo, en la que el nudismo no solo es opcional, sino obligatorio en ciertas zonas.
Eso sí, a pesar de los bacanales desenfrenados que se llevan a cabo allí, en Cap D'Agde también existen ciertas normas. Por ejemplo, está prohibido hacer fotos, de hecho en algunas fiestas no se permite la entrada de teléfonos móviles. Y a pesar de que el nudismo se practica en la mayoría de las zonas, en las calles residenciales está prohibido, así como practicar sexo. Si te pillan manteniendo relaciones sexuales en ellas, la multa es de unos 15.000 euros. No todo iba a ser cachondeo en este particular Sodoma y Gomorra.
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