El coxis
El coxis es casi inútil para el cuerpo humano. Es el vestigio de una cola que podía ser enrollada y que desapareció durante la evolución.
El pelo
El pelaje corporal se utilizaba como aislante térmico. Cuando los pelos se erizaban, lo que se conoce como piel de gallina, formaban una capa aislante. Este mecanismo ya no es necesario ya que ahora nos abrigamos, por lo que tenemos menos pelo cubriendo nuestro cuerpo.
El apéndice
Era un órgano que nuestros antepasados usaban para digerir las plantas. Su función original ha desaparecido, pero podría tener un papel inmunológico y proteger la flora intestinal.
Las muelas del juicio
Nuestros antepasados tenían que masticar mucho más porque su comida era mucho más dura (carne cruda, raíces...). Hoy en día, ya no nos son útiles y nuestra mandíbula se ha vuelto más pequeña con la evolución.
Pliegue semilunar de la conjuntiva
Al lado del lagrimal se encuentra el pliegue semilunar de la conjuntiva. Nuestros ancestros reptiles tenían un tercer párpado, lo que explica la presencia de esta estructura. Este tercer párpado protegía los ojos de nuestros antepasados de los rayos excesivamente brillantes del sol sin ocultar totalmente su visión.
Las uñas
Las uñas son un órgano heredado de las garras de nuestros ancestros reptiles. A medida que la evolución progresaba, estas garras se volvieron menos útiles y se atrofiaron, convirtiéndose en las uñas.
Los músculos de la oreja
El oído humano incluye restos de 9 músculos que antes se utilizaban para mover el pabellón auricular del oído. Esto permitía dirigirlos hacia la fuente de sonido sin necesidad de mover la cabeza. Aproximadamente el 20% de las personas son capaces de mover sus orejas con estos músculos detrás de la oreja.
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