Lo que entendemos por una relación abierta es aquella en la que ambos integrantes llegan al acuerdo de mantener relaciones sexuales con otras personas. Es un concepto que no debe confundirse con el poliamor, ya que en el caso de las relaciones abiertas las parejas siguen manteniendo una exclusividad sentimental.
Se trata de un tipo de relación que no está exenta de riesgos, pero que también puede traer muchos beneficios a la pareja. Podemos decir que las relaciones abiertas redefinen el concepto de infidelidad, ciñéndolo en exclusiva al ámbito afectivo, mientras que los encuentros sexuales se convierten en una parte más del juego erótico siempre que tengan lugar en el marco que ambos han definido.
¿Qué lleva a una pareja a abrir la relación?
Puede haber muchos motivos para que una pareja se decida a dar este paso, pero no todos son los correctos. Por lo general la pareja decide dar cabida a otras personas para poder disfrutar del sexo como aventura, sin que ello implique que su vínculo tenga que romperse.
En algunos casos es fruto del aburrimiento o la rutina, y con ello se busca revitalizar una vida sexual que empieza a resultar poco interesante. En otros, se busca llevar a cabo ciertas fantasías que no son posibles dentro del ámbito de exclusividad, como son los tríos o el sexo en grupo.
Lo importante es que la pareja tenga una relación sana en la que la confianza sea un pilar fundamental. Fuera de este marco, el escenario de una relación abierta ofrece más problemas que beneficios, ya que todos esos problemas de fondo, como pueden ser celos o inseguridades, terminarán por aflorar y convertirse en un desencadenante para la ruptura. Si no tienes confianza plena en que vuestra pareja es sólida, es una decisión demasiado arriesgada.
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Claves para que funcione
Lo primero que tienes que preguntarte es si tanto tú como tu pareja tenéis el grado de madurez necesario para manejar una situación de este tipo. Las parejas adictas al drama deben abstenerse por completo, porque este tipo de relación se convertirá en una bomba de relojería. Cumplido este primer requisito, es imprescindible establecer una serie de términos que ambos han de respetar.
Cuestiones como si el otro quiere o no estar al tanto de las aventuras de la pareja, si es admisible que esos encuentros se repitan con la misma persona o cualquier otra línea roja que se quiera marcar. Es imprescindible que los dos estéis de acuerdo en las condiciones, y no que os limitéis a aceptarlas.
En cualquier caso, es algo que puede funcionar siempre que exista un gran nivel de confianza, comunicación y honestidad. Si no se dan estos tres factores, lo más probable es que antes o después el experimento resulte fallido y la pareja termine por romperse.