Quizá no lo sepas, pero es un hecho que han constatado en los últimos años los analistas: las parejas que tienen hijas se divorcian más que las que tienen hijos. Pero no se trata de nada sociológico, sino que todo se forja mucho antes, en el útero de la madre, ya que los embriones femeninos son mucho más resistentes.
Amar Hamoudi y Jenna Nobles, dos investigadores universitarios, han conseguido probar que los fetos femeninos resisten mejor al estrés maternal durante el embarazo que los fetos masculinos. Sabemos que el estrés de una mujer embarazada puede repercutir en el niño y acarrear consecuencias como problemas del sistema nervioso, la vista y, en casos muy graves de estrés, incluso el aborto, pero estos problemas no afectan tanto a las niñas.
Cuando una pareja tiene dificultades, la madre se puede encontrar en un estado de mucho estrés, lo que afectará al feto. Según los investigadores, en mujeres muy estresadas por culpa de su relación amorosa es más común que gesten niñas.
Es decir, las parejas que tienen hijas no se divorcian más, sino que las parejas que están mal (incluso pensando en el divorcio) cuando la mujer se queda embarazada, tienen más posibilidades de tener hijas. Amar Hamoudi, profesor de sociología y economía en la Universidad Duke, aclara esta confusión: “No hemos probado que las niñas causen divorcios, sino que hemos querido aclarar esta confusión que relaciona a las niñas con el divorcio”.
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