Las altas expectativas, trabajar en algo que no nos gusta, los problemas económicos...hay muchos motivos, pero todos suelen conducir al estrés. Se trata de una problemática muy común y más seria de lo que parece. La OMS afirma que el 20% de la población sufre ansiedad en mayor o menor grado, y si bien esto no es grave cuando se produce de forma puntual, sufrir de estrés durante largos periodos de tiempo sí que tiene consecuencias.
Entre ellas se encuentra una de la que tal vez no seas consciente: la falta de deseo sexual. Tener la mente ocupada por todas aquellas cuestiones que nos generan ansiedad es el mayor asesino de la libido. De ahí que cuando alguno de los miembros de la pareja está experimentando un periodo de estrés prolongado, es muy frecuente que la vida sexual se vea afectada de manera significativa.
En qué puede afectar a hombres y mujeres
El estrés afecta el deseo sexual de varias formas. El aumento en la producción de cortisol tiene impacto sobre el sistema nervioso, pero también sobre las hormonas sexuales. Además, las preocupaciones hacen más complicado que el acto sexual se desarrolle con normalidad. Aunque hombres y mujeres pueden tener respuestas distintas, en ambos casos interfiere con el normal desarrollo de las relaciones íntimas.
En la mujer puede manifestarse en sequedad vaginal como resultado de la dificultad para concentrarse en aquello que le resulta excitante. En el hombre pueden darse respuestas tan diversas como la imposibilidad de tener una erección o la eyaculación precoz.
En cualquier caso, todas estas alteraciones, por lo general, no hacen más que añadir ansiedad a ambos miembros de la pareja. Tanto quien sufre estrés como quien no lo sufría, se verán afectados por esta distorsión en el cauce habitual de sus relaciones, algo que puede llevar incluso a un distanciamiento emocional.
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¿Hay alguna solución?
Lidiar con el estrés es complicado, pero no hay que dejarse vencer por el desánimo. Lo primero que hay que hacer es seguir todas aquellas recomendaciones que los expertos proponen para reducir los niveles de estrés, como llevar una alimentación saludable, o hacer ejercicio. Aunque suponga un pequeño sacrificio, mejorará tu autoestima, algo fundamental para afrontar el siguiente problema, el de tus relaciones sexuales.
En relación a esto las principales sugerencias son no tratar de forzar las cosas y si es necesario, aprender a disfrutar del propio cuerpo en solitario. La masturbación es una propuesta que cuenta con respaldo por parte de los sexólogos como forma de retomar el deseo sexual, porque permite conectar fantasías y recuerdos. En un momento en el que a tu mente le cuesta salir del bucle en el que ha caído, es básico reconectar con tus deseos sin presión alguna, y la masturbación te ofrece esta oportunidad.
Una vez lo hayas logrado será el momento de volver a crear situaciones propicias con tu pareja. Cenas íntimas, escapadas de fin de semana...poco a poco todo volverá a su cauce y el sexo dejará de ser un problema añadido.