Por todas es conocida la tradicional prenda musulmana conocida como burka que llevan las mujeres de esta religión y que oculta todo su cuerpo excepto la cara, los pies y las manos. Desde hace unos años atrás hasta hoy también nos hemos acostumbrado a ver esta prenda en una versión más "ligera" para su uso en la playa o piscinas, conocida como "burkini". Una pieza que lejos de pasar inadvertida, aquellas mujeres que la llevan, llaman todavía más si cabe la atención.
Los últimos acontecimientos ocurridos en Francia, como la prohibición en varias localidades por motivos de "higiene y seguridad", así como su también veto en tres parques acuáticos en Cataluña para el acceso de sus atracciones han sido los detonantes que han reabierto el debate sobre el uso del traje de baño musulmán.
¿Cuestión de tradición o sexismo?
Según en declaraciones recogidas en el diario La Vanguardia, la CIE (Comisión Islámica Española) asegura que los musulmanes de Francia se encuentran "disgustados" y que hechos así "fomentan la islamofobia a través de cosas insignificantes". Como solución a este desencuentro de cultura la CIE pide "fomentar la enseñanza" en la "convivencia y el respeto" a todas las religiones.
Por su parte, el ministro de interior alemán hacía lo propio al prohibir el uso, en este caso del burka tanto en escuelas como en universidades o a la hora de conducir ya que lo ven como una norma básica de convivencia alemana.
El debate por tanto está servido: ¿representa esta prenda un símbolo de opresión de la mujer musulmana? o por el contrario, ¿se trata de una elección propia de la mujer? Tan intenso como complejo, en este debate intervienen muchos factores a tratar como la libertad religiosa, la igualdad de género, la migración e incluso, el terrorismo.
Y es que muchos definen esta prenda como una ostentación religiosa pero otros la tachan de ser machista de por sí, por el simple hecho de las mujeres tengan que llevarlo y los hombres no. Las portadoras de estas prendas, a las que también se pueden unir el niqab o el hiyad, dicen honrar a sus tradiciones al llevarlas, es más, sentirse libres por ello. Pero se trata de aquella percepción de mujeres con libertades que se encuentran todavía a día de hoy muy lejanas a las de las mujeres occidentales, quienes en gran mayoría ven en los burkinis ven más un retroceso que una libertad.
Lo único que nos puede llevar a un buen término es la convivencia de la sociedad globalizada en la que vivimos pero el debate está: ¿a favor de uno u otros? ¿realizar medidas que contenten tanto a los defensores como a los retractores? Una polémica que por desgracia pinta seguir todavía de actualidad por mucho tiempo...
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