Las redes sociales comenzaron intentando conectarnos con las personas que conocíamos y con las que teníamos un trato más o menos diario. Con el paso de los años, cada vez es más frecuente que estos "lazos" de conexión virtual salgan de nuestro círculo habitual. Porque, ¿cuántas de las personas que te siguen en Instagram son tus amigos y cuántos son desconocidos que un día decidieron dar like a tus fotos y se quedaron a seguirte?
Ahora llega la red social Sarahah que va un paso más allá. No llega para hacer amigos ni para ayudarte a mantener la relación con personas que no ves a menudo. Ni siquiera ha nacido para compartir los minutos de una vida idílica que pocas veces es real, como ocurre con Instagram. Sarahah sirve para lanzar mensajes anónimos a las personas que forman parte de esta red.
En un primer momento el objetivo de esta empresa estaba delimitado al entorno laboral: los empleados podrían ser francos y mandar mensajes a sus jefes contándoles aquello que mejorarían de la empresa sin temer las represalias por parte de su superior. Sin embargo, la llamada generación Z (nacidos después de los 2000) han decidido darle su propio uso a esta red social y las consecuencias pueden ser y ya son nefastas.
El anonimato que proporciona esta red hace posible que surja el acoso escolar o, en los casos más extremos, incluso el acoso sexual. De esta forma, es posible que quien envía el mensaje pueda insultar al destinatario y éste no tiene ni siquiera la posibilidad de defenderse ante las críticas. Imagina entonces lo dañina que puede resultar esta herramienta si cae en manos de un niño maltratador o, por ejemplo, de un adulto pedófilo.
En otros países como Francia, hay escuelas en las que se forma a los adolescentes sobre el peligro de esta aplicación. Además, el control parental es básico para defender a los menores de los peligros que pueden surgir con esta red social.
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