Hace unas semanas, un reportaje de la BBC destapaba la aberrante profesión de Eric Aniva, un hombre denominado tradicionalmente como hiena. Este título se otorga en algunas regiones de Malaui a algunos hombres que gozan de cierto "prestigio" dentro de su comunidad. Habitualmente se les paga para que mantengan relaciones sexuales con mujeres que han quedado viudas o aquellas que han sufrido un aborto. Sin embargo, en Nsanje, un distrito al sur del país, son las niñas y adolescentes las que deben tener relaciones con ellos una vez han tenido su primera menstruación. Aniva es una de las hienas más conocidas del país y a finales del mes pasado fue detenido a raíz de las declaraciones que hizo en el reportaje que hemos citado: padece VIH y, durante años, ha estado manteniendo relaciones sexuales sin protección con cientos de niñas y mujeres.
Este supuesto ritual no solo viola los derechos y la integridad de las niñas que se ven obligadas a someterse a él, sino que además, lejos de "purificar", lo que hace es propagar enfermedades de transmisión sexual, como es el caso de Aniva. Malaui es además uno de los países con las tasas más altas de infección por VIH del mundo. De hecho, la ONU calcula que 1 de cada 10 habitantes es portador del virus.
A pesar de que en el país está prohibido por ley mantener relaciones sexuales con menores de 16 años, Aniva no tuvo reparo en confesarle al reportero de la BBC que durante el tiempo que ha ejercido como hiena, la mayoría de las niñas con las que se ha acostado no alcanzaban esa edad: "Algunas tienen tan solo 12 o 13 años, aunque yo las prefiero mayores", confesaba. "Todas estas chicas encuentran placer en tenerme como su hiena. De hecho, están orgullosas de ello y le dicen a la gente que soy un hombre de verdad que sabe cómo darle placer a una mujer".
Pero los alardes de Aniva distan mucho de la realidad, pues estas niñas se someten con miedo y humillación a este ritual y lo hacen bajo la amenaza de falsas creencias transmitidas por los miembros de su comunidad. "Si me hubiera negado mis familiares habrían enfermado o incluso muerto, y eso me asustó" explicaba una de ellas en el reportaje. "No había nada que pudiera hacer. Tenía que someterme a ello por el bien de mis padres", cuenta otra. Tanto a estas chicas como a sus amigas, su familia les obligó a tener sexo con la hiena.
Según apunta la costumbre, la hiena no debe utilizar preservativo cuando mantiene relaciones sexuales, por lo que es más que probable que Aniva haya transmitido la enfermedad a un importante número de mujeres y niñas. El mismo confesó que se ha acostado con más de 100. En la entrevista de la BBC le contó al reportero que tiene unos 40 años (no está seguro de su edad), que está casado con dos mujeres, las cuales conocen a qué se dedica, que cobra entre 4 y 7 dólares por ritual, y que es padre de cinco hijos. Aunque reconoce que no está seguro de si ha dejado embarazadas a otras mujeres.
Campamentos de iniciación sexual para niñas
En algunos distritos del país se realizan una especie de campamentos para niñas en los que se las enseña a iniciarse en el sexo. Las mujeres que imparten estas "lecciones" son custodias encargadas de preservar la tradición de su comunidad. Al igual que ocurre con el ritual de la hiena, los padres permiten e incluso obligan a sus hijas a asistir a estos campamentos, en los que participan incluso menores de siete años. Una práctica aberrante que ya ha sido denunciada por la Comisión de Derechos Humanos de Malaui.
Durante la realización del reportaje de la BBC, el reportero entrevistó a algunas de las encargadas de organizar estos campamentos, mujeres de unos 50 años que tienen como misión fomentar las tradiciones de iniciación de su aldea. Se dedican a instruir a las jóvenes para que aprendan cuáles son sus labores como esposas y cómo pueden satisfacer a los hombres. "Es necesario para evitar infecciones en la familia y en el resto de la comunidad", explican las custodias, quienes también preparan a las niñas para el ritual con la hiena. Cuentan, además, que los hombres que se dedican a ello son seleccionados por su buena moral. Algo de lo que Aniva carece, pues admitió que a pesar de saber que padece VIH, nunca se lo ha confesado a los padres de las niñas que contratan sus servicios.
"No quiero que mi hija se someta al ritual de la hiena"
Una de las esposas de Aniva admitió que no está de acuerdo con lo que hace su marido, pero que gracias a ello trae los ingresos necesarios. Ella misma se sometió a este ritual con él cuando se quedó viuda, años atrás, y después se casaron. "Quiero que esta tradición se termine. Nos obligan a dormir con las hienas. No es de nuestra elección y me parece algo muy triste para las mujeres", contaba.
Aniva y ella tienen una niña de dos años. Paradójicamente, cuando el reportero le preguntó a él que si le gustaría que su hija participase en un ritual así, automáticamente contestó que no. "No, mi hija no. No puedo permitirlo. Y por ello ahora estoy luchando para que esta mala práctica termine", contaba en el reportaje. Algo difícil de creer cuando él mismo la fomenta, aunque insistió en que lo está dejando.
El 26 de julio, la policía de Malaui arrestó a Eric Aniva después de que Peter Mutharika, presidente del país, ordenase su detención "por exponer a las niñas al VIH y para que sea procesado en consecuencia". El líder político también exigió la responsabilidad de los padres de las niñas que han sido obligadas a participar en el ritual y argumentó que "las prácticas culturales tradicionales y perjudiciales no pueden ser aceptadas".
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