Aquí tenéis una conversación que seguro que a más de una le es bastante familiar:
-Mamá, ¿sabes qué pasó hoy en el cole?
-Cuéntame.
-Pues que estábamos en el patio con mi bola de baloncesto jugando por equipos.
-Tus zapatillas están en medio de la habitación. Te dije ayer que las guardaras en la caja.
-Y entonces, me pasa la bola Dani y consigo esquivar a Ernesto y hago uno de esos pases que ensayamos en el entrenamiento del miércoles. ¿Te acuerdas, mamá?
-Sí. ¿Tienes muchos deberes?
-¿Me viste, no mamá? El miércoles, digo.
- Que sí, cariño. Saca tu libreta de la mochila.
- Pues hoy me ha salido y casi encesto de tres. Bueno, yo creo que era de tres pero como Álvaro ha empezado a decir que no, que eso no valía... -¿Adónde vas mami?
-A preparar el baño.
-¡Paaaau, ven a ducharte! Coge tu pijama, que no tenga que llevártelo después. ¿Me oyes?.. ¡PAU!
-Cada día me presta menos atención cuando le hablo...
¿Te suena? Qué bueno sería que pudiéramos vernos desde fuera, ¡se perciben tantas cosas! Si fuera posible grabarnos un día completo nos daríamos cuenta de la cantidad de cosas que hacemos inconscientemente. Siempre es más fácil ver los errores desde fuera.
A menudo nos quejamos del hermetismo de los adolescentes sin pensar en que, la conversación también es un hábito que hay que alimentar día a día. No podemos exigirle a un adolescente que, de pronto te cuente sus inquietudes si jamás conversó contigo. Por eso es importante que comencemos cuanto antes a hablar con los niños y sobre todo es fundamental que aprendamos a escucharlos. Los adultos tendemos a adelantarnos a sus pensamientos a terminar sus frases, en definitiva a no escucharlos, a no dejar que se expresen a cerrarles el círculo. Aprovechando la moda de los DIY, podemos hacer planes junto a nuestros hijos poniendo como excusa la realización de manualidades. Le invitarán a hablar contigo y a que te cuente experiencias, gustos... ¡Será divertido! Aquí te dejamos algunos ejemplos que te pueden servir de inspiración para hacer con ellos.
¿Cómo comenzar una conversación con tus hijos?
Cuántas veces he oído: "Es que a mi hijo/a le pregunto qué tal ha ido el cole y ni me contesta, es imposible hablar con él". Te has planteado que tal vez no le apetezca hablar del cole, puede que no sea el momento o puede que no sea un tema de conversación sobre el que le guste hablar o tal vez es posible que no haya ocurrido nada especial y no sepa qué contarte.
Hay dos factores importantes que debemos tener en cuenta a la hora de mantener una conversación con los niños:
El momento: desciende al universo niño y proyéctalo sobre el tuyo. A menudo olvidamos que los niños son también personitas con las mismas necesidades que nosotros. Si está cansado, está jugando... tal vez no sea el momento. A veces no es preciso sentarse a conversar como lo harías con un adulto pero sí puedes aprovechar determinadas situaciones de "tiempo muerto" para hablar con ellos. Por ejemplo, si viajas en coche, mientras esperas la visita del pediatra (y evitas las consolas, TV y demás entretenimientos) puede que sea un buen momento para tener una entretenida conversación.
Adelanta la hora de ir a la cama y cambia o intercala el cuento por una conversación, le va a servir para "bajar revoluciones" y para sacar a la luz todo lo que le ha pasado durante el día. Es posible que sea el propio niño el que elija un momento concreto para hablar contigo. Piensa que la plancha, recoger la ropa, hacer la cena... puede esperar, ese preciso momento que él a elegido NO.
El tema: si les hablamos de biología molecular, evidentemente no vamos a conseguir una conversación (o quién sabe, tal vez sí). Piensa en los temas que más le gusten e intenta plantearlos. Una buena forma de hacerlo es proyectarlos sobre la propia experiencia. A los niños les encanta saber qué fue de nosotros antes de que ellos llegaran porque no imaginan que tuviéramos una vida antes de que ellos aparecieran. De tus propias experiencias pueden aprender y es un buen canal de comunicación.
Pregúntale sobre su futuro, qué le gustaría ser, pero cuéntale también qué es lo que querías ser tú, si lo conseguiste o no y cómo fue tu experiencia. Tus logros y tus fallos le van a servir para entender el mundo y cómo funciona. No le interrumpas cuando hable y tampoco permitas que él lo haga.
La conversación también tiene sus reglas, es tan importante hablar como saber escuchar. Esto os enseñará a ambos el respeto y la tolerancia. De este modo estarás consiguiendo un hábito que te ayudará a comunicarte con él en un futuro a estrechar el vínculo. No nos vamos a engañar, en la adolescencia posiblemente seguirá prefiriendo contarle sus inquietudes a su mejor amigo pero es posible que de este modo, le resulte más fácil plantearte un problema importante y a ti más sencillo acercarte a él. Por el camino, habrás disfrutado de unos momentos muy especiales.
Contenido elaborado en colaboración con Mónica Bordanova de Lola Pirindola
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