Contenido elaborado en colaboración con la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar
Es muy probable que temas que tu hijo sufra bullying en algún momento de su etapa escolar, pero ¿alguna vez te ha preocupado que sea él el que acose a otros niños? Aunque es posible que sí, es natural que tendamos a darle más importante a lo primero. Sin embargo, para acabar con este tipo de violencia, es importante poner el foco en ambas partes. Te contamos qué busca un niño cuando acosa y cómo pueden prevenirse estas actitudes.
Para empezar, como explican desde la Asociación Española para la Prevención de Acoso Escolar (AEPAE), debes saber que no existe un perfil concreto de víctima ni de acosador. En el caso de las víctimas puede afectar el hecho de que tengan pocas habilidades sociales y en los acosadores poca empatía, pero pueden influir muchos otros factores. De hecho, como también advierten desde la asociación, cualquier circunstancia puede poner a un niño en el punto de mira que lo convierta en víctima de bullying.
Es importante saber que este maltrato puede ser físico, pero que en su mayoría suele ser psicológico: hostigamiento verbal, amenazas, intimidación, coacciones, exclusión social, bloqueo... Actitudes que no dejan daños visibles, pero sí internos.
¿Cuál es el objetivo del niño o niña que acosa?
Busca un beneficio que, como explican desde AEPAE, puede ser desde reconocimiento hasta poder sobre el grupo. De esta forma, si un niño maltrata y ve que el resto se ríe de la víctima, es muy probable que repita. Por eso es clave educar a todos los niños para que sepan identificar estas actitudes como negativas y no den apoyo a los acosadores.
Si estas actuaciones se repiten y no hay ninguna consecuencia para el acosador, las normaliza. Por lo que es muy probable que cuando sea adulto siga haciéndolo con personas de su entorno (pareja, familia, compañeros de trabajo...) porque la violencia le resulta rentable. Por todo ello es necesario que haya un protocolo en el colegio para saber qué hacer cuando esto sucede y así se encuentre una solución. En AEPAE consideran que la sanción siempre debe ser educativa y no punitiva, para que así se mejore el clima del colegio y se reeduque a los niños que tienen dichos comportamientos.
Qué hacer para prevenir el acoso escolar
La educación es clave para prevenir el acoso. Repasamos algunas acciones que pueden ser muy útiles para prevenir que un niño acose otro y también para ayudar a la víctima o al testigo ante estas situaciones:
- Fomentar el respeto hacia los demás y la empatía.
- Establecer límites y enseñar la importancia del cumplimiento de las normas.
- Hablar sobre el bullying o acoso con ellos: deben saber identificarlo como un problema que tiene muchas consecuencias negativas para los implicados.
- Inculcar que no hay que apoyar ese tipo de actitudes hacia ningún compañero: no hay que reírse ni dar audiencia al acosador.
- Educar en que hay que ayudar al niño que experimenta la intimidación.
- Recalcar la importancia de pedir ayuda a un adulto en estos casos.
Aparte de esas en las que se trata de forma específica el tema del acoso escolar, también son fundamentales las siguientes acciones por parte de los padres:
- Mantener una comunicación fluida con los hijos.
- Dedicarles tiempo de calidad.
- Reforzar su autoestima (cualidades, habilidades...).
- Enseñarle a tener relaciones interpersonales adecuadas.
- Generar confianza.
- Enseñar que pedir ayuda no es de cobardes.
- Dejarle claro que le ayudaréis ante cualquier problema.
Qué hacer si tu hijo ha acosado a otro niño
Si la situación ya se ha producido y te han informado de que tu hijo ha sido el que ha acosado a otro niño, es importante actuar en consecuencia.
1. Reconocer la situación: este es el primer paso para solucionar el problema. No es agradable, pero la aceptación es necesaria.
2. Tomar la responsabilidad de lo sucedido y colaborar con el centro para reeducar al niño. No se trata de castigarle sino de darle herramientas para que actúe de otra forma y así prevenir que esos comportamientos se repitan en el futuro.
Si, por el contrario, los padres se niegan a aceptar la situación y los hechos no tienen ningún tipo de consecuencia para el menor, se corre el peligro de que continúe actuando así también en la vida adulta, lo que al final acaba siendo un problema para la sociedad.
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