Ser padre es todo un reto, más aún cuando eres primerizo. Te enfrentas a situaciones nuevas, complicadas y que a veces ni siquiera comprendes. No sabemos gestionar bien la paternidad y a veces cometemos errores. La mayoría de las veces por hacer, ni más ni menos, que aquello que vimos en nuestra casa… Otras, en cambio, directamente no hay justificación.
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La capacidad de invención se complica cuando se trata de niños y bebes. Hay padres que lo intentan demasiado y acaban consiguiendo el efecto contrario. Otros, en cambio, no lo intentan nada y solo piensan en cómo librarse de su responsabilidad. Ya sea por una u otra razón, hay ocasiones, en las que el cerebro se les recalienta y parece entrar en ebullición. Momentos en los que las ocurrencias alcanzan niveles estratosféricos, por inventiva o dejadez, y ocurren situaciones que parecen sacadas del guión de una comedia de televisión o de una película de terror.
De la misma forma que hay padres del año, también debería haber un premio a aquellos con menos “luces” del año. Padres que provocan situaciones surrealistas gracias a su capacidad para no pensar en las consecuencias. Padres que consiguen que otros nos llevemos las manos a la cabeza al ver lo que ellos consideran “su mejor ocurrencia”. Padres, en definitiva, que no piensan que son responsables de un ser humano y no de un juguete.
Por suerte estamos de enhorabuena y normalmente tenemos a nuestro lado a auténticos padrazos. Esa cara más amable y habitual que se desvive por sus hijos, que los quiere y los cuida con responsabilidad, que los protege y se divierte con ellos aunque de vez en cuando también tenga ideas de bombero o a las que les falta algún hervor…
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