A la mayoría de los niños pequeños les encanta parecerse o ser directamente una versión en miniatura de sus padres. Juegan a imitarles, les encanta vestirse como ellos e incluso “comparten”, a su manera, aficiones similares.
¿La razón? La figura del padre es normalmente, junto con la de la madre, la imagen más cercana, real y directa que un niño puede encontrar del mundo “real” y por ello los idealizan hasta convertirlos en un modelo al que seguir. Se convierten en una especie de patrón que, aunque sus padres no quieran, les muestra, día a día, cómo ser y de que forma actuar.
Por el contrario, los padres, suelen tener una idea preconcebida de cómo serán sus hijos o de cómo les gustaría que fueran. Les exigen comportarse de una forma diferente o ser de una u otra forma, sin darse cuenta de que, realmente, el modelo a seguir es el que ellos mismos proyectan ¡Somos el espejo en el que se miran!
Este artículo recoge 25 imágenes que demuestran cómo “mandan” los genes y en el que se muestra la especial relación que se crea entre padres y sus hijos; son pequeños imitadores capaces de absorber todo tipo de comportamientos, poses o expresiones –incluso antes de poder hablar o comprender- con tal de parecerse a una de sus figuras más admiradas: Sus papás.
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