A punto de disputarse los últimos partidos de los Octavos de Final del Mundial de Brasil, el mundo entero está revolucionado. En cualquier país, en cualquier bar, en cualquier casa, no se habla de otra cosa. La fiebre del fútbol y todo lo que el deporte rey conlleva es evidente. Y para los espectadores... ¿Qué mejor que este país para celebrar tal acontecimiento? Sus interminables playas, sus espectaculares paisajes, la samba y sus gentes. Todo parece perfecto.
Pero, no es oro todo lo que reluce, en Brasil existe una enorme brecha entre ricos y pobres. Muchos se olvidan de los millones de brasileños que viven en situaciones de pobreza. Actualmente Río de Janeiro está considerada una de las ciudades más caras del mundo, sin embargo, el salario mínimo en Brasil es de 236 euros al mes, y la pobreza, el hambre, el desempleo o la falta de educación son problemas a los que más de la mitad de la población se enfrenta cada día.
Con una situación así...¿Está justificado que se gasten millones y millones de euros en instalaciones deportivas que no se utilizarán cuando la Copa del Mundo llegue a su fin? ¿Está justificado que suban los precios en las ciudades sólo porque aumente el turismo durante este acontecimiento? ¿O que varias personas hayan tenido que ser desalojadas de sus hogares con el fin de dejar espacio para la celebración del Mundial?
Muchos brasileños no están de acuerdo y por eso han querido protestar contra la Copa del Mundo utilizando el arte de la calle. La oposición del país a la fiebre del fútbol se ha hecho pública en las paredes de las principales ciudades, especialmente en Río de Janeiro, y muestran de manera impresionante la cantidad de brasileños en contra de la FIFA y del Mundial. ¡Imágenes dignas de ver!
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