Todos conocemos el dicho popular que dice que “madre no hay más que una” que viene a significar, más allá de la verdad irrefutable que supone la expresión en sí misma -hablando en términos biológicos, claro está-, que el amor de una madre y el vínculo existente entre ella y sus hijos suele estar por encima de todo. Y por lo general, no es equivocada.
Esa relación afectiva, tangible y desinteresada es capaz de sobrecogernos y de superar todas las barreras habidas y por haber. Nos hace sentir protegidos, a salvo, apoyados y valorados. Es cierto que no siempre lo hacen bien, pero no hemos dicho en ningún momento que hablásemos de personas perfectas, sino simple y llanamente de madres.
Pues bien, esta relación en la que ambas partes aprenden, dan y reciben -de manera diferente y a diversos niveles- tiene su reflejo también en el mundo del reino animal.
La figura de una madre es igualmente importante en gran cantidad de especies, principalmente mamíferos, en las que ese enorme vínculo se potencia en función de las necesidades, debilidades y fortalezas de sus miembros.
Son ellas quienes enseñan a cazar o acompañan en sus primeros pasos,; son ellas las que transmiten qué hacer en caso de peligro o cómo seguir el instinto cuando su vida está en juego.
Esta selección de imágenes, de diversas hembras de varias especies animales, que acompañan a sus hijos, nos muestra de una forma gráfica y evidente eso de que, aunque sea un tópico y estemos cansados de escucharlo, verdaderamente “Mamá, no hay más que una”.
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