A diferencia de otros animales, el tamaño de un perro suele ser directamente proporcional al de su corazón. Su aspecto temible así como sus grandes patas y complexión no son más que una falsa carta de presentación que, casi nunca, se corresponde con la realidad.
Aunque cada raza es un mundo y es necesario ser conscientes de su corpulencia, fuerza y agresividad, la mayoría son cariñosos, capaces de proteger y cuidar a quienes tienen cerca y se desviven por los más pequeños de la casa como si se tratara de sus propios cachorros.
No hay una relación directa en lo que a tamaño se refiere. Las razas más pequeñas pueden resultar ser las más agresivas y las más grandes, algunas de las más pacíficas y cariñosas.
De lo que no hay duda es de que, una vez hecha la correcta elección del perro, su compañía puede ser terapéutica y beneficiosa para los más peques de la casa ya que les enseña, desde muy pequeños, valores importantes para sus vidas como la lealtad, la confianza o la responsabilidad. Además les protegen y los mantienen mental y físicamente activos.
Las imágenes de esta galería nos demuestran de una forma muy gráfica muchos de esos grandes beneficios y nos enseña que, en una relación tan grande, el tamaño tiene casi siempre muy poco que ver.
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