Dicen que la cara suele ser el espejo del alma. No sabemos si es cierto, ni si quiera si existe el alma y, de ser así, si los animales también disponen de uno.
Lo que está claro que es la comida tiene siempre el mismo hipnótico efecto sobre personas y animales.
En cuanto la vemos desarrollamos una irrefrenable necesidad de probarla, disfrutarla y caer rendidos antes las más bajas pasiones gobernadas por nuestra gula.
Quizás sea por su poder saciante, la sensación y el efecto que generan en nuestro cerebro, su capacidad para reducir la ansiedad… el hecho es que no podemos vivir sin ella y no nos podemos resistir cuando alguien, con no demasiada buena fe, nos tienta colocando ante nosotros ese manjar soñado.
Eso es precisamente lo que les ha ocurrido a estas “desdichadas” mascotas. Alguien decidió tomar una foto para inmortalizar los gestos de su cara justo antes de probar bocado y las imágenes no dejan lugar a dudas: ¡Somos felices cuando comemos!
No sabemos qué pasaría después pero estamos seguros de que si disfrutaron la comida tanto como la esperaron, el esfuerzo valió realmente la pena.
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