Un espectáculo de gran formato que toca todos los palos: fusión de flamenco, el jazz y la música latina se entremezclan con los versos de Federico García Lorca y con los audiovisuales creados para la ocasión por Juan Esterlich. El espectáculo, que nació en el año 2002, ha recorrido el mundo y le ha concedido premios y satisfacciones a su creador, Rafael Amargo: el Premio Max de las Artes Escénicas como mejor intérprete masculino de danza, o el de Mejor Espectáculo de Danza de 2002, entre otros. Algo así como "el hijo predilecto" de Rafael y, desde luego, un pilar básico en su trayectoria profesional.
A su lado, un equipo de casi 40 personas, entre las que destaca la presencia de la cantante y compositora Edith Salazar, conocida por el gran público por su participación como profesora de la Academia de Operación Triunfo. Ella define el espectáculo como un encargo fundamental en su carrera. Edith, que se declara admiradora de Lorca, muestra en este espectáculo no solo sus dotes como compositora, sino que también hace gala de su torrente de voz y de su talento al piano.
"Fue una gran responsabilidad para mí porque yo no soy flamenca. Tenía que fusionar mi estilo (clásico y jazz) con flamenco y creo que lo conseguí". Este espectáculo con el que han recorrido medio mundo vuelve ahora a la Gran Vía madrileña, doce años después de su estreno. Edith invita a que los espectadores acudan a ver la obra en la que han puesto "entusiasmo e ilusión" y que supone todo un reto por los tiempos que corren. "Una labor de equipo muy potente" que, sin duda, se ve reflejada sobre el improvisado tablao flamenco en el que se convierte el escenario.
Rafael Amargo: lo mejor está por llegar
¿Cuáles son las sensaciones de volver a representar la obra doce años después de su estreno?
Rafael Amargo: Cuando estrenamos el miércoles, se levantaba el telón y yo tenía un nudo en la garganta y lloraba y lloraba. Estaba con una congoja muy grande porque este espectáculo me dio muchísimas satisfacciones. Creo que aposté mucho, quería que fuese mi marca. Fue este espectáculo el que me ayudó a crear la carrera que tengo. La verdad es que en los tiempos que corren, volver a la Gran Vía con un espectáculo privado, con un equipo de 40 personas... Es un riesgo muy grande pero yo creo que el público necesita ver este tipo de espectáculos.
¿Qué cambios has introducido desde su estreno hasta ahora?
Llevaba 8 años sin bailarlo, así que ha sido una reposición en toda regla. Ha habido algunos cambios pequeñitos porque creo que un espectáculo de este tipo no debe cambiar, como ocurre con los grandes clásicos. Hay alguna variación mínima porque cambian algunos intérpretes y cada uno, al poner la pasión que pone, ya hace al espectáculo distinto. De hecho, hasta los actores más mayores son los mismos doce años después y se nota, pero están más carismáticos que nunca.
¿Cómo resulta la experiencia de conjugar la literatura y el flamenco?
Es la parte más difícil del espectáculo porque otras obras literarias tienen personajes pero esta no. Aquí hice una revisión libre después de leer el libro muchas veces. Escogí de cada apartado del libro un texto para que, al menos, tuviese continuidad con lo que Lorca había escrito. Una primera época en la que la llegada a Nueva York le impactó. Después, cuando se va a Canadá, hago agravio comparativo con el verde de Galicia. En el momento en el que vuelve a la ciudad ya nada le sorprende, ya conoce el mecanismo de las calles... Por último, cuando se va de Nueva York a la Habana, se despide de la vida porque Lorca sabe que a su vuelta a España puede que le ocurra algo, como efectivamente pasó.
Las partes en las que escuchamos los versos de Lorca se ponen, sobre todo, en boca de mujeres: Marisa Paredes y Cayetana Guillén Cuervo.
Fueron voces que se nos fueron dando, voces que queríamos y que teníamos cerca. A Marisa Paredes la quería para El cementerio judío porque buscaba una mujer así: seria y sobria, que ya había hecho muchísimo teatro. Luego, Cayetana Guillén Cuervo era la actriz joven que queríamos que pusiese voz a la parte de Muerte y Ruina.
¿Cómo ha ido creciendo Rafael Amargo?
Ha sido una carrera muy disparada, con muchas cosas por las que doy gracias y otras que han jugado en contra. He corrido mucho en muchas cosas, ha sido un ritmo vertiginoso. A nivel de baile, ahora veo las cosas más eclécticas. Cuando tienes 20 años te comes el mundo y cuando casi tienes 40 ya sabes que el mundo no hay que comérselo tanto. Con 20 años bailas más virtuoso y con 40 bailas más con el duende. Tengo un poco de miedo de entrar en los 40 pero creo que de los 40 a los 50 va a ser la mejor década. Creo que es el mejor momento para un bailaor.
Próximos proyectos de Rafael Amargo...
Tengo otro ballet pensado y quiero contar con la colaboración de Juan Esterlich. Se va a llamar Tierra y está basada en una obra del mismo nombre que nació como un trabajo conjunto en el que el escritor José Manuel Caballero Bonald puso los versos y el cantaor Juan Peña "El Lebrijano", la interpretación musical. Trata sobre la colonización de América, la travesía que siguieron en 1492 los marineros hasta conquistar las Américas. Es un espectáculo marino, un ballet muy acuático.
Aquí tienes un pequeño avance del espectáculo Poeta en Nueva York de Rafael Amargo que puedes disfrutar hasta el próximo 17 de agosto. ¡Totalmente recomendable!
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