Parece que las recetas que nos han traído no nos sirven para conectar con la felicidad de una forma continuada. Salud, dinero y amor, nos dice la sabiduría popular. Y son 3 conceptos o etiquetas tan abiertos a definir como el mismo concepto de la felicidad. Por eso es quizás complicado.
Porque, ¿qué es salud? ¿No tener dolor? ¿Carecer de enfermedades? ¿Quizás, que nuestro cuerpo nos responda a nuestras peticiones? ¿Tener un cuerpo delgado? ¿Correr los 100 metros en menos de 15 segundos? ¿Tener pensamientos positivos?
Y, ¿qué es tener dinero? ¿Suficiente para irte de vacaciones fuera de España? ¿Tener al menos comida para ti y los tuyos? ¿Poder comprarte ropa de marca? ¿Salir de copas al lugar de moda?
¿Y el amor? ¿Tener alguien que te quiera? ¿Alguien que te cuide? ¿Tener a quien besar por la noche? ¿Una media naranja a tu lado?
Todas estas etiquetas, definiciones, conceptos... Son una verdadera trampa distractoria para no enfocarnos en lo que realmente nos puede dar la respuesta: nuestro interior. Cuando un huevo se rompe por fuera, se genera muerte. Cuando lo hace por dentro, es vida lo que surge. Asimismo sucede con nuestros anhelos, nuestros propósitos.
Si quieres saber cuál es la verdadera felicidad, mira dentro. Dentro de ti, de tu alma, tu esencia. El problema es que estamos tan programados para mirar hacia fuera, que nos cuesta mucho observarnos. Es increíble. Tanto tiempo programándonos para buscar fuera lo que tenemos dentro de nosotros. Y ahora sabemos que hemos estado mirando en el lugar equivocado.
10 claves para ser más feliz
Si nos miramos dentro, encontraremos muchas de nuestras respuestas a la pregunta, ¿cómo puedo ser más feliz? La humanidad y los estudiosos ya han hecho parte de este trabajo, y sus testimonios nos pueden servir de inspiración para resonar con lo que sentimos.
Así, podemos encontrar 10 pasos que nos pueden llevar a sentir felicidad en nuestras vidas:
1. Sé coherente: intenta que no haya disonancias o conflictos entre lo que piensas, dices, sientes y haces. No mientas, incluso aunque pienses que lo haces por no hacer daño. A lo mejor el daño te lo autoinflinges.
2. Cuida tu alimentación: ¿sabías que un 90% de la comida que tomamos en occidente nos provoca enfermedades y nos mata poco a poco? Hay una alternativa sana siempre. Lo que pasa es que es incómoda, al no ser mayoritaria. Por ahora, y poco a poco vete informándote para comer con más consciencia. Somos lo que comemos.
3. Haz ejercicio: pasea, camina, sube escaleras, haz un deporte divertido, juega con tus hijos. Pero evita estar sentado más de 2 horas seguidas. Nuestras rutinas son muy perniciosas para nuestros cuerpos, el movimiento es vida.
4. Medita: la meditación no es algo extraño, ni esotérico. Con el hecho de estar contigo mismo, conectado con quien eres, observándote, sintiéndote, con una música relajante y mirando a lo lejos o con los ojos cerrados, 10 minutos al día es suficiente. Estas acciones jamás deben ser una obligación; más bien un disfrute.
5. Ponte metas: el ser humano necesita crecer. Los niños tienen claro lo que quieren en cada momento y van a por ello, sin parar hasta que lo consiguen. ¿Qué nos ha sucedido a nosotros? Hemos tirado la toalla. No tenemos proyectos, sueños o metas. Nos hemos resignado a (sobre)vivir enfrente del televisor quejándonos de lo injusta que es la vida. Rompe ya este patrón y ponte en marcha.
6. Cuida tu hogar: tus relaciones con tu familia, hermanos, padres, hijos, son fundamentales. Es importante que sientas el cariño de tu hogar. En la convivencia siempre hay conflictos, pero hoy en día tenemos recursos y herramientas que nos ayudan a tener relaciones de armonía y paz.
7. Áma(te): las relaciones de pareja nutren, generan, multiplican la vida. Completan a las personas. No obstante, no nos han enseñado, que lo más importante es querer al otro desde un lugar de independencia emocional, de amor porque si, no condicionado. Lo habitual es que busquemos en la pareja ese amor que nos negamos a nosotros, por ello, surgen, a la larga, conflictos que nos alejan de la felicidad.
8. Ábrete a la abundancia: conéctate a lo que ya tienes, un mundo que te ofrece agua para beber, oxígeno para respirar y nutrientes para crecer. A partir de ahí, tenemos siempre la opción de focalizarnos en lo que nos falta, o agradecer lo que tenemos y seguir evolucionando (esto está ya en los genes). La abundancia económica es una consecuencia de nuestra manera de pensar, que afecta nuestras emociones, y nuestros actos. El cambio, la flexibilidad y el foco en nuestra propia movilidad nos lleva a tener abundancia.
9. Dedícate a lo que te apasiona: trabaja en lo que te gusta y jamás tendrás que volver a trabajar, nos dicen los sabios. Sin embargo, nos empeñamos en trabajar para sacarnos un sueldo. Esto es bueno puntualmente, pero no podemos vender nuestra vida haciendo algo que aborrecemos, con personas que no nos aportan y están lejos de nuestros valores
10. Ser auténticos: conócete, cuáles son tus pensamientos, tus valores, lo que te mueve, lo que evitas. No lo juzgues, simplemente conecta con los cambios que te pide tu interior , y haz caso a tu intuición a tu guía.
Artículo elaborado en colaboración con el coach Enrique Jurado, director de D'Arte Coaching.
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