La vida cambia: nuestras circunstancias, nuestras relaciones, nuestro entorno… No por el hecho de tener una rutina nuestra vida deja de dar vueltas y, muchas veces, nos mareamos. Por esto es importante saber adaptarnos al devenir, ser conscientes de que podemos encontrar una estabilidad en el caos, y que todo eso que nos sucede, no tiene por qué perturbar nuestra paz.
Como seres humanos, tenemos una tendencia a resistirnos al cambio. ¿Por qué? Por el simple hecho de que es incómodo. Una vez que llevas cierta inercia, resulta molesto cambiar el rumbo. El camino que solíamos seguir era un camino conocido, seguro, y al que ya nos habíamos adaptado. Si no hubiese cambio, esto resultaría muy aburrido. Y precisamente porque ya nos habíamos adaptado a esa situación es por lo que resulta necesario cambiarla. Ya hemos aprendido todo lo que debíamos sobre esa experiencia, ya hemos exprimido al máximo la naranja y, ¿qué sería de nuestra creatividad, de nuestro aprendizaje y de nuestra evolución si siempre viviésemos lo mismo?
Y, entonces, ¿qué provoca esa resistencia al cambio?
- No ser conscientes de nuestras emociones y, por tanto, dejar que tomen las riendas de nuestras decisiones y de nuestra vida en ese momento.
- Apegarnos al pasado, a una ilusión que ya no existe, pero que nos ata de pies y manos y no nos permite ver todas las oportunidades que tenemos delante.
- No abrazar la incertidumbre, el único sitio donde podemos encontrar nuevos retos, nuevas opciones y alternativas, y nuevos aprendizajes de vida. De hecho, sólo en la incertidumbre se encuentran todas las posibilidades. (Te recomendamos leas el artículo relacionado: La magia sobre la incertidumbre).
Seguramente estés pasando por algún cambio ahora. Puede ser más grande o más sutil y, en cualquiera de los casos, una mala gestión puede derivar en una crisis, y una crisis puede convertirse en un caos. ¿Cómo se puede gestionar? ¡Te proponemos un ejercicio práctico!
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Consejos para afrontar los cambios en la vida
1. Anota qué está cambiando ahora en tu vida
Puedes hacer una nota mental o apuntarlo en una hoja. Te recomendamos que hagas lo segundo: a estas alturas ya sabemos que la mente puede jugarnos malas pasadas cuando se trata de poner las cosas en orden.
2. Piensa en todas las oportunidades que pueden surgir de este cambio
¡Da rienda suelta a tu imaginación! No des nada por hecho, ni pienses “a ver, esto nunca sucedería porque…” ¿Qué? ¡Todo es posible!, En la incertidumbre están todas las posibilidades.
3. Observa las emociones que te produce
¿Qué te provoca este cambio? ¿Son emociones positivas? ¿Son negativas?¿Qué pensamientos acompañan a estas emociones? Puede que sientas miedo y que el pensamiento que lo acompañe sea: “A lo mejor me viene grande. No sé si seré lo suficientemente buena…”.
En el momento en que tomamos consciencia de las barreras que nos autoimponemos y de que estas barreras sólo están en nuestros pensamientos, se debilitan y pierden poder. Coges el mando y pones orden, a tu manera, y así evitas que esos obstáculos se conviertan en un bloqueo. Sólo observa. Y añade una pizca de valentía.
4. Haz una lista de recursos
¿Qué recursos tienes tú para afrontar esta situación? Recuerda que la vida nunca nos pone un crucigrama que no podamos resolver y todo puede ser un recurso: desde una persona que te apoya y empodera, hasta un curso que hiciste hace tiempo y ni te acordabas, pero que puede serte de mucha ayuda ahora mismo. Dirige tu atención hacia los recursos, hacia lo que tienes y no hacia lo que te falta. Comenzarás a ver cada vez más oportunidades.
Podemos disfrutar del cambio y de la vida. La clave consiste, no en mantenernos firmes, rígidos e inflexibles ante las circunstancias que van surgiendo, sino en, como dijo Bruce Lee: Be water my friend.
Fluir con la vida, con lo que es en cada momento, esa es la clave del éxito.
Artículo realizado por Úrsula Calvo Casas, creadora del método Yo ahora, instructora de meditación, experta en Inteligencia Emocional y fundadora del Úrsula Calvo Center (Madrid)
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