El milagro de la ciencia nos ha conmovido de nuevo al conocer la historia de Hayle Haynes. Una mujer que a los 19 años, cuando notó que todavía no había tenido señales de su primer ciclo menstrual, se enteró de que había nacido sin órganos reproductores: útero, ovarios y trompas de falopio. En medicina, la explicación que se da a este problema es que la mujer había nacido con cromosomas XY, o conocido en medicina como síndrome de insensibilidad a los andrógenos. "Cuando me dijeron que no tenía útero estaba tan confundida que me sentía enferma. Mi mayor temor era no tener hijos. De repente me faltaba un trozo enorme de mi vida. Me sentía medio mujer y estaba avergonzada. ¿Cómo iba a decirle a un chico que estaba saliendo con alguien genéticamente hombre?", declaraba Hayle al periódico Daily Mirror.
Pero ésto no ha impedido que Hayle haya logrado ser mamá. Nueve años después, gracias a un tratamiento de hormonas, suministrándole progesterona y estrógenos gracias a los cuáles su útero fue creciendo y el proceso de osteoporósis remitiendo, para después someterse a una posterior fecundación in vitro a través de una donante de óvulos. En 2007, uno de los especialistas del Hospital Royal Derby consiguió que el milagro sucediera encontrando una pequeña matriz que se daba por perdida en los cientos de pruebas y revisiones que Hayle se había hecho con anterioridad: "Eran unos pocos milímetros, pero el médico estaba convencido de que podría crecer. No podría quedarme embarazada de forma natural, pero quizá sí a través de la fecundación in vitro".
Aunque no contaron con ninguna ayuda para financiar el tratamiento de fertilidad, la pareja tuvo que invertir todos sus ahorros en ello hasta que por fin consiguió comentar el proceso que finalmente haría que la joven concebiera. "Mientras me hacía el test de embarazo estaba tan nerviosa que estaba temblando de la cabeza a los pies. Miré el predictor y vi que había dado positivo. No pude contener mi alegría. Estaba saltando y gritando, pero Sam mantuvo la calma y prefirió que hiciesemos otra prueba de confirmación".
Nueve meses después Hayle y su pareja daban la bienvenida a sus gemelas, Avery y Darcey: "Convertirme en madre ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. Cuando las cogí en brazos por primera vez no podía creérmelo. Había pasado nueve años de mi vida pensando que esto nunca pasaría", explicaba la recién estrenada mamá emocionada.
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