Esto implica que los miles de parejas que se someten en España a este tipo de tratamientos para intentar tener un bebé tendrán que hacerlo en la sanidad privada, y pagar de su bolsillo cada uno de los intentos que sean necesarios para completar el proceso (aproximadamente unos 7.000€).
La Asociación Española de Síndrome de Ovarios Poliquísticos ha iniciado una recogida de firmas como protesta a esta medida, ya que quizás es cierto que la infertilidad no es una enfermedad, pero el SOP (síndrome de ovarios poliquísticos), la endometriosis y otras enfermedades similares sí lo son.
En nuestro país se dan casi 16.000 casos de infertilidad al año, por lo que con esta medida lo único que se consigue es limitar el acceso a las inseminaciones y los tratamientos de fertilidad a las mujeres o parejas con el nivel adquisitivo suficiente como para poder permitirse un tratamiento tan caro, aun sabiendo que en un gran porcentaje de ellos no se consiguen resultados en el primer intento.
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España es uno de los países europeos con la tasa de natalidad más baja, y este tipo de medidas no ayudan a incrementar esta tasa y fomentar el nacimiento de nuevos niños.