Ser madre es una de las experiencias más grandes, bonitas y únicas que pueden experimentarse a lo largo de la vida. Está claro que muchas veces no es un momento cómodo, agradable o en el que no haya unos cuantos inconvenientes pero, por regla general, todos esos contras se ven siempre compensados con ese emocionante primer momento en el que, por fin, podemos sostener en brazos al bebé que llevábamos dentro.
De repente, casi como por arte de magia, los dolores se olvidan. Lo que nos rodea, quienes están allí o las complicaciones por las que hayamos pasado pierden protagonismo en favor de un pequeño ser que desata nuestras hormonas y nos hace sentir la felicidad más profunda con solo contemplarlo.
La mayoría de las madres dicen que no se puede explicar, que no hay palabras para describir lo que se siente cuando, por primera vez sostenemos a nuestro hijo en brazos y lo miramos directamente a los ojos.
Se desata una conexión directa y se establece un vínculo indescriptible, sin apenas darnos cuenta, con el que experimentamos en primera persona el “milagro de la vida”.
Estas imágenes son solo eso, imágenes de un recuerdo imborrable que perdura en nuestras retinas, que nos recuerdan lo maravilloso de aquel instante y que nos hacen revivir el momento en el que dimos a luz y por fin fuimos madres.
¿Y tú?, ¿cómo recuerdas el momento en el que te convertiste en mamá?
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