El bagel es un pan elaborado tradicionalmente de harina de trigo con un agujero en el centro, como si fuera un donuts. Otra de sus principales peculiaridades es su miga densa y su crujiente y dorada corteza. La masa de los bagels, generalmente, está cubierta de semillas de sésamo, cebollas, ajos secos o sal gruesa.
¿De dónde vienen? Cuenta la historia, que el primer bagel se horneó en 1610 en la ciudad polaca de Cracovia, para competir contra otro pan tradicional, el bublik. A mediados del siglo XVI, se convirtió en un elemento básico de la dieta polaca y después se popularizó en la comunidad judía. Tras la Segunda Guerra Mundial, dio el salto a Estados Unidos. En la actualidad, el famoso bagel untado con queso crema y lonchas de salmón ahumado, conocido mundialmente como New York, se ha convertido en todo un clásico de la gastronomía de este país.
Cómo preparar unos bagels auténticos en casa
En España, lo habitual es encontrarlos en cafeterías con combinaciones muy diferentes. Si quieres prepáralos en casa, debemos tener en cuenta los siguientes trucos para conseguir bagels auténticos:
1. Utiliza harina de fuerza, especial para panes. En la preparación es necesario contar con productos de alto contenido en proteína, ya que este tipo de harina da la elasticidad y consistencia típica a este tradicional pan.
2. La levadura fresca Levital te garantizará un volumen y esponjosidad óptima. No olvides primero mezclarla bien con el agua templada antes de añadirla a los ingredientes secos.
3. La masa mezclada con los principales ingredientes: harina, sal, azúcar, leche, mantequilla y agua debe tener una fermentación larga y en frío para potenciar y conservar el sabor de los bagels.
4. Para comprobar que los bagels estén listos, realiza “la prueba de flotación”. Introduce un bagel en agua a temperatura ambiente y si este flota 10 segundos, vuestros panecillos estarán listos para ir a la nevera.
5. La incorporación de malta, tanto en polvo como en jarabe, mejora el aroma de los bagels acelerando la liberación de azúcares en la harina. También puedes utilizar azúcar moreno o miel de caña, les dará un sabor característico, aunque no exactamente igual.
6. Su forma de cocción es fundamental. Antes del horneado, se cuecen muy brevemente en agua, aproximadamente 10 minutos en una cazuela. Este proceso da como resultado un pan denso con una cubierta ligeramente crujiente.
Siguiendo nuestros consejos te quedarán deliciosos. Hoy por hoy, existen infinidad de posibilidades a la hora de untarlos y rellenarlos: chocolate, membrillo, crema de queso, salmón ahumado, huevos o el jamón son las alternativas más repetidas. Pero hay muchísimas más, incluso en su versión más dulce. Te dejamos con algunas ideas, a modo de ejemplo: con higos, nueces y gruyere, de cheddar y aguacate o de chocolate como plátano.
En definitiva, estos panecillos harán las delicias de grandes y pequeños y te permitirán improvisar cualquier cena o comida informal de verano. ¿Te animas?
Contenido elaborado en colaboración con Levital
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