A partir del mes de octubre, las calles de las grandes ciudades comienzan a llenarse de puestos de castañas asadas. El olor que inunda las calles parece anunciar casi al mismo tiempo la llegada del frío en las diferentes ciudades de nuestro país. Y es que no podemos olvidar que durante mucho tiempo, el consumo de castañas asadas fue una de las pocas maneras con las que combatir las temperaturas más gélidas.
Aunque habitualmente se consumen frescas, las castañas forman parte del grupo de frutos secos. Su producción se concentra desde el mes de octubre hasta diciembre. Castilla y León, Asturias, Galicia, Cataluña o Navarra son algunas de las comunidades en las que más castañas se recogen. De hecho, en estas comunidades se consumen las castañas de manera tradicional el Día de Todos los Santos.
Como buen fruto seco, las castañas son alimentos muy beneficiosos para la salud. Cuentan con un importante contenido de fibra y en hidratos de carbono. Estos frutos se componen en un 40% de agua. El resto se reparte entre carbohidratos, grasa, proteína vegetal y fibra. Las grasas que aportan son muy saludables y los carbohidratos de absorción lenta, por lo que no producen picos de insulina en sangre. De esta manera, su consumo es apto para personas con diabetes. Su contenido en fibra influye de manera positiva a la hora de prevenir el estreñimiento y dolencias relacionadas con el sistema digestivo. Para mejorar su digestión se recomienda masticar lentamente y consumir en una cocción adecuada.
Su aporte calórico es menor que el de otros frutos secos y su importante efecto saciante hace que puedan incorporarse en dietas hipocalóricas, sin excederse. Las castañas son beneficiosas para los dientes y los huesos ya que poseen calcio, fósforo y magnesio. Las personas que tengan problemas de hipertensión también pueden consumirlas ya que tienen un bajo contenido en sodio y alto contenido en potasio.
Aunque tradicionalmente se consumen crudas o asadas, las castañas se han ido incorporando a diferentes elaboraciones tanto dulces como saladas. De hecho, principalmente en la zona de Galicia, se utilizan para hacer harina de castañas con la que elaborar panes y repostería. Por ello, la harina de castaña puede utilizarse como sustitutivo de harinas con gluten. Las castañas se incorporan también como guarniciones de platos de carne en salsa, por ejemplo, o en ensaladas, cremas, arroces o purés.
En este caso, os proponemos incorporarlas a la tradicional receta del pan junto con un puñadito de arándanos. Este tipo de pan es ideal para acompañar con una tabla de quesos ya que la mezcla de sabores de dulce y salado es un auténtico manjar para quien lo pruebe.
Ingredientes para el pan con castañas y arándanos rojos
- 120 g de harina de centeno
- 530 g de harina de fuerza o repostería
- 10 g de sal
- 25 g de levadura fresca Levital
- 400 ml de agua tibia
- 200 g de castañas troceadas
- 130 g de arándanos rojos
Elaboración del pan con castañas y arándanos rojos
Paso 1. En un recipiente vamos a añadir los dos tipos de harina y la sal. Por otro lado, en un vaso, disolvemos la levadura en agua tibia par después incorporar la mezcla al recipiente con la harina.
Paso 2. Mezclamos en el bol todos los ingredientes con las manos o con la ayuda de una espátula. El objetivo es obtener una masa homogénea que conforme vayamos amasando se vaya despegando del bol.
Paso 3. Es el momento de continuar el amasado fuera del recipiente. Para ello, con nuestras manos “tiramos” la masa, cogiendo impulso, sobre la superficie de trabajo haciendo así que se estire. Inmediatamente plegamos sobre sí misma y repetimos el proceso cogiendo ahora la masa desde uno de los laterales. A continuación, volvemos a repetir el mismo procedimiento hasta conseguir que nuestra masa se vuelva fina y elástica.
Paso 4. Cuando hayamos obtenido la textura óptima, incorporamos a la masa las castañas troceadas y los arándanos.
Paso 5. Hacemos una bola con la masa y la metemos de nuevo en el bol. Lo cubrimos con un paño y dejamos reposar unos 30 minutos aproximadamente.
Paso 6. Dividimos la masa en tres porciones y con la ayuda de nuestras manos, hacemos un rulo con la masa dándole forma de barra. Colocamos las barras en la bandeja del horno, dejando cierta separación entre ellas ya que durante el tiempo de reposo volverán a aumentar de tamaño.
Paso 7. Dejamos reposar las barras durante unos 40 minutos aproximadamente. Cuando haya transcurrido este periodo, realizamos con un cuchillo unas incisiones en la parte superior.
Paso 8. Antes de hornear, para mejorar la cocción, lo ideal es humedecer el horno. Para ello, se pueden colocar unos hielos en la bandeja inferior del horno o pulverizar agua sobre la superficie de los panes antes de hornear.
Paso 9. Metemos las barras en el horno a 220ºC y horneamos durante unos 15 minutos.
Contenido elaborado en colaboración con Levital
LETTER
Y además:
6 recetas de pan que no conocías
¡Descubre nuevos sabores! Receta de pan de cerveza dulce
Receta de pan Carasau: aprende a preparar esta delicia italiana