Para que el cáncer se extienda, las células epiteliales deben convertirse en células migratorias, es decir, en células móviles que viajan por el torrente sanguíneo llegando a otras partes del cuerpo. Este proceso es el que se conoce como transición epitelio mesénquima (EMT, en sus siglas en inglés). Sin embargo, para anclarse a un nuevo órgano o tejido tienen que perder esa movilidad adquirida y volver a convertirse en células inmóviles. Lo que la investigación española ha detectado es, precisamente, que la transición de célula cancerosa móvil a inmóvil implica la pérdida de su componente Prrx1.
Según informaron desde Europa Press, la directora del estudio, la investigadora del Instituto de Neurociencias, Ángela Nieto, explica que "aunque este componente es uno de los factores que favorecen la diseminación inicial de las células cancerosas y su llegada a otros órganos, es necesario que se apague para que esas células se agrupen para formar otros tumores". Por tanto, los tumores con cantidades importantes de Prrx1 no pueden formar metástasis y son, en consecuencia, los de mejor pronóstico.
Sin embargo, Óscar Ocaña, investigador también en el Instituto de Neurociencias, considera que "la estrategia terapéutica de bloquear la EMT para evitar la propagación de tumores sólo sería efectiva si se realiza antes de que las primeras células cancerígenas se desprendan del tumor primario, lo cual suele ocurrir en fases muy tempranas de la enfermedad y generalmente antes de haber obtenido el diagnóstico".
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