Su consumo nos hace sentir más llenos, más satisfechos, por lo que ayuda a no seguir comiendo calorías. Este efecto, curiosamente, parece estar producido por dos aldehídos aromáticos que posee el aceite de oliva, concretamente el hexanal y E2-hexenal.
El estudio fue realizado a dos grupos de consumidores, a los que se les ofreció un suplemento basado en yogur. Uno contenía aceite de oliva y otro nada. Se observó que las personas que consumieron el suplemento con el aceite experimentaron efectos beneficiosos, como niveles altos de serotonina (hormona asociada a la saciedad y el bienestar) y además no se observó aumento de peso o grasa corporal en ninguno de los voluntarios.
Esto nos demuestra una vez más, que la dieta mediterránea es una de las más ricas y saludables que existen.
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