Una escapada a la montaña, un paseo por el bosque, una merienda en el parque... Cualquier lugar al aire libre será bueno para escapar de la rutina. La naturaleza es un entorno ideal para que los más pequeños disfruten, aprendan y cambien de aires. De vez en cuando no viene mal despegarse de las nuevas tecnologías, salir de casa y rodearnos de un ambiente en el que se respire tranquilidad. Para que los niños disfruten al máximo de esta experiencia, te proponemos a continuación diferentes juegos que harán de este día uno inolvidable. ¡Toma nota!
1. Carreras de pies atados
Se trata de un juego que nunca pasa de moda. Simplemente hay que marcar una línea de salida y otra de meta. Por parejas, los niños deberán unir con un lazo o pañuelo su tobillo al de su compañero: el izquierdo de uno al derecho de otro o viceversa. El objetivo es llegar los primeros sin perder el equilibrio. ¡Un buen juego para fomentar la coordinación y el compañerismo!
2. Gymkana
Este juego requiere algo más de planificación por partes de los papás, pero si alguna vez habéis participado en ella, sabréis que la gymkana es una actividad muy divertida con la que el tiempo se nos pasa volando. ¡Nosotras te proponemos una gymkana basada en la búsqueda del tesoro! Limitad el espacio y esconded diferentes papeles en los que anotéis pruebas que los peques deban superar para continuar con la búsqueda: resolver una adivinanza, cantar una canción, trepar a un árbol, buscar un objeto escondido... No te olvides de darles pistas para que averigüen cuál es la siguiente parada de la gymkana. El premio final puede ser una bolsa de chuches, una piñata para todos, un libro o algún juguete.
3. Ruta en bici
Otra opción que te proponemos es que os llevéis las bicis para realizar una ruta. Trazad un recorrido previo o ¡simplemente improvisad! Procurad que los niños circulen en fila, con un adulto que les guíe y otro que controle que nadie se pierde o se sale del camino. Podéis ir enseñándoles a los peques el paisaje, contarles curiosidades sobre los elementos con los que os encontráis, cantar todos una canción o cambiar la velocidad de la marcha para hacerlo más ameno. ¡Seguro que al final del día tus hijos duermen como angelitos!
4. Rodar por una colina
¿Quién puede resistirse a ello? Si en el lugar en el que os encontráis hay pequeñas colinas en las que no se interpone ningún obstáculo como árboles o piedras, ¡es hora de rodar cuesta abajo! Subid a lo más alto de la colina y dejaros caer. Podéis hacer una carrera para ver quién llega antes abajo. No te preocupes por las posibles manchas de césped, ¡ya se eliminarán en casa! Recuerda que lo importante aquí es divertirse.
5. Un partido de fútbol
Se acabó escuchar eso de ¡En casa no se juega con la pelota! Al fin tus hijos dispondrán de todo el espacio posible para poder disputar su partido de fútbol sin el temor a que rompan nada. Deja que se diviertan, corran, se lancen al suelo y disfruten al máximo de esta experiencia al aire libre. Se pueden formar las porterías teniendo como referencia los propios árboles y si se os olvida llevar el balón, podéis utilizar una piña en su lugar. ¡Es cuestión de echarle imaginación!
6. El huevo en la cuchara
Otro juego para trabajar la coordinación y el equilibrio puede ser este clásico al que habrás jugado más de una vez en el cole o en alguna fiesta de cumpleaños. Se trata de formar un corro en el que cada niño sostenga una cuchara con la boca. Deberán pasarse un huevo depositándolo con cuidado en la cuchara. A quien se le caiga, ¡pierde!
7. Guerra de globos de agua
Si el tiempo acompaña, ésta puede ser una buena manera de refrescarse y pasarlo bien. Haceros con una bolsita llena de globos y llenadlos en la fuente del parque. Formad dos equipos, repartiros los globos, ¡y que empiece la guerra!
8. Fabricar un nido
Enseña a tus hijos cómo construir un hogar para los pájaros construyendo un nido. Además de aprender, seguro que también se divierten. Recolectad palos secos, pequeñas ramitas, papeles y tierra, y entrelazad todos los elementos para darle forma al nido. Después podéis colocarlo sobre la rama de algún árbol y esperar a que algún inquilino con plumas lo habite.
9. Recoger frutos
Si vas al bosque durante los meses de otoño, podrás enseñarle a tus hijos todos los frutos secos que la naturaleza nos proporciona. Podéis buscar piñas para sacar sus piñones o recolectar castañas. También es común encontrarse con moras y setas, ¡aprovechad para observarlas y recogerlas si es posibles!
10. Rellenar un cuaderno con hojas
Esta actividad también tiene su lado didáctico. Acompaña a tus hijos por el bosque y recolectad las diferentes hojas que veáis por el suelo. Cuando estén secas, pegadlas en un cuaderno y anotad el nombre del árbol al que podrían pertenecer, qué tipo de hoja es, qué forma tiene... También se pueden utilizar las hojas para formar con ellas un collage o añadirlas a un dibujo. ¡Deja que los peques saquen su lado artístico!
LETTER
¿Qué te han parecido estas actividades? Todas ellas se realizan al aire libre y suponen un buen método de aprendizaje y diversión. Al final del día los peques acabarán probablemente llenos de manchas de césped, barro, tierra... pero, ¿qué más da? También habrán podido disfrutar de un día diferente, lleno de juegos y diversión, que es lo que realmente importa.
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