Muchos son los padres que ya tienen todo cerrado para este verano y saben cómo pasarán sus hijos las vacaciones una vez haya terminado el curso escolar. Otros, en cambio, todavía están barajando posibilidades, estudiando distintos programas o campamentos y buscando la mejor opción para que los más pequeños disfruten al máximo mientras no dejan de aprender.
Mientras todo esto ocurre, están también los que están examinando opciones distintas para el próximo curso, porque sienten la necesidad de darles a sus hijos la posibilidad de vivir una experiencia inolvidable, tanto académica como personal. Debido a la importancia que el dominio de idiomas está cobrando en nuestra sociedad, cada vez son más los estudiantes que realizan estudios en el extranjero.
Los principales miedos de los padres
El miedo de los progenitores siempre reside en si sus hijos estarán bien atendidos, si ya son lo suficientemente mayores como para vivir unos meses tan lejos de sus casas y si el beneficio final compensará todo esto. Darle a un niño la posibilidad de estudiar en un colegio de Reino Unido, Canadá, Estados Unidos o Francia, por ejemplo, es uno de los mejores regalos que les podemos ofrecer. La formación será exquisita y la posibilidad de descubrir otro sistema educativo, con otras costumbres y otras normas, les enriquecerá notablemente, por no hablar de la inmersión lingüística en la que estarán sumergidos.
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Más allá de esto, el enriquecimiento personal que los jóvenes viven disfrutando de un año escolar fuera de nuestro país es incalculable. Ellos, no sólo aprenden a ser autosuficientes, sino que los valores de respeto y compañerismo se incrementan muchísimo. Además, dentro de estos programas educativos encontrarán cursos maravillosos donde podrán desarrollar su parte artística y creativa, como deportes, danza o teatro, ya que en otros países se les da una importancia que aquí, todavía, escasea.
Por supuesto, los estudiantes viven bajo la tutela de un equipo de profesionales que ejercen de Guardians y que se encargarán de que no les falte absolutamente nada en ningún momento. Los padres pueden estar muy tranquilos, sus hijos estarán disfrutando como nunca, sintiéndose como si estuviesen en casa.
¿Qué factores hay que tener en cuenta a la hora de tomar una decisión como esta
Son muchos. Hay que ser conscientes que en el momento que unos padres empiezan a preguntarse qué pasaría si enviasen a sus hijos a estudiar al extranjero acarrea muchas dudas, pero podemos asegurar que las respuestas son todas positivas. Es esencial estudiar el caso de cada alumno y familia de manera particular y así, entre padres y asesores educativos, decidir cuál es la mejor opción para el niño. Otro punto a tener en cuenta es el curso del alumno, ya que es muy importante que el curso que vaya a realizar en el extranjero coincida con el de España para que, a posteriori, no haya problemas a la hora de convalidar títulos.
Por último, cabe destacar que cada niño es distinto y, por tanto, cada situación también. Hay niños que con 12 años están más que preparados para estudiar un curso completo en un ambiente totalmente distinto y otros que lo estarán a los 16 años, por ello es importante buscar la mejor opción para cada uno de ellos. Por otro lado, aquellos padres que teman separarse tanto tiempo de sus hijos, pueden empezar por un trimestre escolar, el espacio temporal se hace más llevadero y aunque podemos afirmar que la mayoría, al final, acaban optando por un curso completo, ir poco a poco no está mal.
No lo dudes, si te has llegado a plantear qué pasaría si tu hijo se fuese a estudiar al extranjero, reúnete con un asesor educativo e infórmate de todo lo que necesites. Nuestros hijos están más preparados de lo que creemos para vivir esta experiencia que no olvidarán jamás.
Contenido elaborado en colaboración con Ana Pedrero, Directora de Año Escolar en ASTEX.
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