La ansiedad es un estado de agitación e inquietud que funciona como mecanismo adaptativo para ayudarnos a superar situaciones de peligro o acontecimientos estresantes o de incertidumbre. Normalmente solemos ver este fenómeno en adultos pero también se da en el caso de niños y adolescentes dado que, a edades más tempranas que la etapa adulta, igualmente se sufren las consecuencias de un ritmo de vida estresante. En definitiva, situaciones que no saben cómo gestionar que provocan el desarrollo de un sentimiento de inseguridad debido a las responsabilidades, exigencias u horarios muy intensos o con demasiadas actividades en el día a día.
En un estudio español realizado por la Fundación Jiménez Díaz publicado en la revista European Child and Adolescent, analizando casos de ansiedad entre los años 1992 y 2006, con una muestra de 23.163 menores que acudían a las consultas de atención primaria, se encontraron datos que arrojaban que del 9% al 15% de los menores estudiados entre 7 y 11 años reunían criterios de trastorno de ansiedad (generalizada, de separación, por estrés postraumático, fobias o trastorno obsesivo compulsivo).
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En un estudio español realizado por la Fundación Jiménez Díaz publicado en la revista European Child and Adolescent, analizando casos de ansiedad entre los años 1992 y 2006, con una muestra de 23.163 menores que acudían a las consultas de atención primaria, se encontraron datos que arrojaban que del 9% al 15% de los menores estudiados entre 7 y 11 años reunían criterios de trastorno de ansiedad (generalizada, de separación, por estrés postraumático, fobias o trastorno obsesivo compulsivo).
Cuáles son los síntomas y cómo podemos detectarla
Todos los niños sienten ansiedad y temor en algún momento de su crecimiento, ante la separación de los padres cuando son muy pequeños, por un examen, ante nuevas situaciones sociales o aprendiendo a dormir a oscuras, pero lo importante será discriminar sí es algo ocasional o por el contrario interfiere en la vida cotidiana del menor.
En este momento es cuando se hace necesario consultar con un especialista para que se trabaje el problema con las estrategias adecuadas evitando así que se desarrolle una baja autoestima, deterioro en las relaciones personales, bajada en el rendimiento escolar, falta de atención o la posibilidad de aprender a vivir con ansiedad como mecanismo de defensa lo que aumentaría el riesgo de convertirlo en un problema en la etapa adulta.
Consejos para los padres: cómo tratar el problema
Algunas de las recomendaciones básicas para los padres o profesores en el manejo de la ansiedad en niños y adolescentes están relacionadas con ayudarles a sentirse seguros en su día a día, en casos como:
>Conseguir rutinas con horarios fijos de comidas y actividades.
>Escuchar sus preocupaciones y contestar de una manera sincera y clara.
>Enseñarles valores e ideas no teniendo siempre explicación para acontecimientos como muertes o sucesos injustos como un robo enseñándoles a manejar la tolerancia a la frustración.
>Animarles a que expresen sus inquietudes hablando sobre sus miedos o trabajándolos a través de juegos o dibujos canalizando así la energía que les causa la ansiedad.
>Vigilar las imágenes e información a la que tienen acceso en televisión y a través de Internet e intentar dotarles de estrategias de relajación.
>Afrontamiento y solución de problemas para conseguir hacerles vivir con una mayor sensación de control, confianza y tranquilidad.
Contenido elaborado en colaboración con la psicóloga Ana Perales Martín
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